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((**Es12.527**) Quizá estos pensamientos míos no son más que poesía. Pero Vuestra Excelencia sabrá perdonarme y apreciar mi buena voluntad por beneficiar a la pobre humanidad. Su atto. y s. s. JUAN BOSCO, Pbro. 6 Carta del Cardenal Antonelli a don Bosco Ilmo. Senor: No cesa el Padre Santo de pensar en el abandono en que se deja a muchos hijos del pueblo y se aflige su ánimo al ver los muchos males que de ellos se derivan para la moral pública y la religión. Por eso se alegra mucho ante cualquier obra o empresa encaminada a poner un dique al mal existente e impedir que arraigue allí donde, gracias a Dios, no existe. Sabedor del proyecto de esa Conferencia de San Vicente de Paúl de ampliar el local ya existente para este fin y procurar de este modo que otros jóvenes desamparados disfruten de este beneficio, ha atendido benignamente la instancia presentada por la misma Conferencia ante su Trono Pontificio, y le ha concedido la cantidad de dos mil francos. Hago efectivo, como es mi deber, este acto de caridad, enviando adjuntos dos billetes del Banco de Francia, por valor de mil francos cada uno, y con los sentimientos de mi distinguida estimación me confirmo, De V. S. Ilma. su s. s. Card. ANTONELLI ((**It12.625**)) 7 Conferencia de don Bosco a los Salesianos Messis multa, operarii pauci Un día el divino Salvador, paseando por los campos próximos a la ciudad de Samaria, volvió la mirada alrededor, y al ver las llanuras y los valles cubiertos de mies abundante, invitó a los apóstoles a que recrearan ellos también su vista ante el risueño panorama del campo. Pero enseguida advirtieron que, a pesar de la abundancia de la mies, no había nadie para segar los trigales. Entonces El, aludiendo a algo muy superior, volvióse a los apóstoles y les dijo: Messis quidem multa, operarii auttem pauci; Verdad es que la mies es abundante, pero ved qué pocos son los operarios. Este es el grito desgarrador que en todo tiempo hicieron oír la Iglesia y los pueblos: la mies es mucha pero los operarios son pocos. El divino Salvador, si lo comprendéis fácilmente, al hablar del campo o de la viña que le rodeaban, entendía hablar de la Iglesia y de todos los hombres del mundo; la (**Es12.527**))
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