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Varazze 1 y en Turín, son verdadera historia... y
no exageraciones como entonces les parecían, según
confiesan ahora.
El trabajo es mucho, los operarios pocos y
holgazanes, de manera que los dos nuestros que
quedaron aquí se matan con el excesivo trabajo sin
descanso.
El reverendo Baccino hizo en los primeros días
una pesca extraordinaria; el primer pez que pescó
pesaba treinta y seis libras, y lo ha vendido por
cuatrocientos dieciséis francos en oro -quiero
decir un hombre que no se confesaba hacía treinta
y seis años y que, por la gracia recibida, regaló
a la Virgen la suma antes dicha-; el segundo fue
un pez semejante a éste, pero >>qué estoy
diciendo: >>Es que me propongo decirle todo?
Imposible, no bastarían una resma de papel y un
mes de tiempo.
Dios bendice esta misión. Sacerdotes y monjas
luchan, y consiguen triunfos continuamente, hacen
aquí el papel de san Pablo, hacen también el de
los ángeles enviados por el cielo, que vinieron a
libertar a un pueblo de las cadenas del infierno.
Pero >>adónde voy yo? íAh, si los Hermanos y
los amigos de Italia viesen el bien que hacen aquí
los Salesianos y las monjas de la Misericordia...!
íOh! Si viesen cuántos y cuán espléndidos
triunfos, llorarían conmigo de consuelo. íViva el
Señor! Don Bosco tiene motivo para consolarse y
para gloriarse de veras.
No acabaría nunca... Termino porque han llegado
personas que me esperan en la antesala. Mañana
vamos con don Juan Cagliero y la Superiora de las
Misericordiosas a San Nicolás de los Arroyos, para
cuyo viaje he obtenido para todos pasajes de
primera clase en el barco y también en el tren; el
Gobierno me los ha concedido gratuitamente y me ha
prometido que en adelante dará a los Salesianos
los pasajes aludidos de primera clase gratis, de
modo que pueden pasear por urbis et orbis cuando
quieran. Espero obtener otras cosas, etc.
Desde que estoy aquí, no me encuentro con muy
buena salud, no me ha sentado bien el clima, el
calor me agotó; pero hoy estoy mejor, y ya ando,
hablo siempre y por doquiera de don Bosco y de sus
dignísimos hijos y quedan enamorados de ellos los
que me escuchan.
Espero que nos veremos pronto; tal vez salga de
aquí, si Dios quiere, el próximo 20 de marzo.
Celebro la apertura de la casa de Niza.
Mis saludos para los reverendos padres
Francesia, Rúa, Durando, Pechenino, Bacchialoni,
Albera, Lemoyne, Sala, Savio, ((**It12.622**)) y
todos sus demás Hijos e Hijas de Mornese; me
encomiendo a las oraciones de todos y me profeso
su afectísimo seguro servidor.
Buenos Aires, 15 de enero de 1876
JUAN B. GAZZOLO
1 Los misioneros habían estado por algún tiempo
en Varazze con el señor zolo, que les enseñaba
español.
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