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((**Es12.523**) agradables para desarrollar las facultades ((**It12.620**)) físicas, morales e intelectuales de los niños, una clase diaria para adelantarlos en sus estudios. 6.° Las peticiones para ser admitidos en el Colegio se dirigirán al señor Director del <> Dr. don José Fagnano, al señor Dr. don Juan Cagliero o al señor Dr. don Pedro B. Ceccarelli, Cura y Vicario de San Nicolás. San Nicolás, enero de 1877 JOSE FAGNANO Director 3 Carta del señor Gazzolo a don Bosco Rvmo. P. General D. J. B. Bosco y amigo queridísimo: Si siempre escribo un poco a la buena, hoy lo hago peor, porque en este bendito País siempre hay algo que hacer, siempre se va aprisa, hasta cuando parece que no se hace nada, por lo cual me perdonará todos los errores que en ella encuentre. Como respuesta a su muy apreciada (sin fecha), le diré que, en cuanto a la condecoración de los SS. M. y Lázaro, la noticia que usted me da es cosa antigua, es más, ya la habría conseguido hace tiempo, si me hubiese conformado con el simple nombramiento de caballero; pero, como yo deseaba la encomienda de esta orden y sabía que se puede ser elevado a tal grado aun cuando no se tenga el nombramiento de caballero, y como también sabía que el grado de caballero impide la recepción de la encomienda, porque se exigen nuevos méritos y muchos años, pues así está prescrito en el escalafón, por eso trabajé para que no me hiciera caballero de esta orden, fundándome también en la promesa del Comendador y Abogado Diputado Boselli por... y apoyada esta promesa por un empleado del Ministerio, amigo de nuestros Doctores Pechenino y Bacchialoni, que se interesaron en el favor. Por lo dicho hasta aquí, ya ve usted que es asunto antiguo e independiente de lo que con buena voluntad ha hecho don Bosco en mi favor. Puesto que V. R. me dice que le diga en confianza lo que hay en ello de pro y de contra, aquí me tiene para obedecerle. El doctor Ceccarelli ha quedado algo sorprendido; tal vez se esperaba algún título Pontificio: yo he sufrido mucho en los primeros días después de nuestra llegada, porque me temía no se qué, pero Dios me dio fuerza, tanto dije y tanto hice, como para convencerle de que don Bosco no era un ingrato y que, por tanto, obtendría lo que deseaba. Hasta aquí hemos hablado de las cosas; vamos ahora a ocuparnos del árbol y de los frutos. Como usted sabrá, fuimos recibidos magníficamente por Benítez, Ceccarelli, el Arzobispo, el Secretario, el Vicario General, el Clero, ((**It12.621**)) y el pueblo. Los periódicos de todos colores saludaron con respeto nuestra llegada; ocho días después salimos para San Nicolás, quedándose en ésta los reverendos Cagliero, Baccino y Belmonte para administrar la iglesia de N. S. de la Misericordia, fundada y levantada por mí, y en verdad que ya están convencidos de que ciertas historias que yo les contaba en (**Es12.523**))
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