((**Es12.501**)
-Comprendo, contesté; pero escucha. Una palabra
más. >>Mis jóvenes están todos en el recto camino
de la salvación? Dime alguna cosa para que pueda
dirigirlos con acierto.
-Los hijos que la Divina Providencia te ha
confiado pueden dividirse en tres clases. >>Ves
estas tres listas?
Y me entregó una.
-íExamínala!
Observé la primera; estaba encabezada por la
palabra: Invulnerati y contenía los nombres de
aquellos a quienes el demonio no había podido
herir: los que no habían mancillado su inocencia
con culpa alguna. Eran muchos y los vi a todos. A
muchos de ellos los conocía, a otros no los había
visto nunca y seguramente vendrán al Oratorio en
años sucesivos. Marchaban rectamente por un
estrecho sendero, a pesar de que eran el blanco de
las flechas, sablazos y lanzadas que por todas
partes les llovían. Dichas armas formaban como un
seto a ambos lados del camino y los hostigaban y
molestaban sin herirlos.
Entonces Domingo me dio la segunda lista, cuyo
título era: Vulnerati, esto es, los que habían
estado en desgracia de Dios; pero, una vez puestos
en pie, ya se habían curado de sus heridas
arrepintiéndose y confesándose. Eran más numerosos
que los primeros y habían sido heridos en el
sendero de su vida por los enemigos que les
asediaban durante el viaje. Leí la lista y los vi
a todos. Muchos marchaban encorvados y
desalentados.
Domingo tenía aún en la mano la tercera lista.
Era su epígrafe: Lassati in via iniquitatis y
contenía los nombres de los que estaban en
desgracia de Dios. Estaba yo impaciente por
conocer aquel secreto; por lo que extendí la mano,
pero Savio me interrumpió con presteza:
-No; aguarda un momento y escucha. Si abres
esta hoja saldrá de ella un hedor tal, que ni tú
ni yo lo podríamos resistir. Los ángeles tienen
que retirarse asqueados y horrorizados, y el mismo
Espíritu Santo siente náuseas ante la horrible
hediondez del pecado.
->>Y cómo puede ser eso, le interrumpí, siendo
Dios y los ángeles impasibles? >>Cómo pueden
sentir el hedor de la materia?
-Sí; porque cuanto mejores y más puras son las
criaturas, tanto más se asemejan a los espíritus
celestiales; y por el contrario, cuanto peor y más
deshonesto y soez es uno, tanto más se aleja de
Dios y de sus ángeles, quienes a su vez se apartan
del pecador convertido en objeto de náusea y de
repulsión.
Entonces me dio la tercera lista.
-Tómala, me dijo, ábrela y aprovéchate de ella
en bien de tus hijos; ((**It12.595**)) pero
no te olvides del ramillete que te he dado: que
todos lo tengan y conserven.
Dicho esto y después de entregarme la lista,
retiróse en medio de sus compañeros como en
actitud de marcha.
Abrí entonces la lista; no vi nombre alguno,
pero al instante se me presentaron de golpe todos
los individuos en ella escritos, como si en
realidad estuviera contemplando sus personas. íCon
cuánta amargura los observé! A la mayor parte de
ellos los conocía; pertenecían al Oratorio y a
otros colegios. íCuántos de ellos parecen buenos,
e incluso los mejores de entre los compañeros, y,
sin embargo, no lo son!
Mas apenas abrí la lista, esparcióse en
derredor de mí un hedor tan insoportable,
separada del cuerpo, ésta ofrece a vuestros ojos
la forma exterior del cuerpo, que fue ya
anteriormente informado por ella misma y por esto
te parece que yo tengo manos y pies y cabeza,
etc.>>>>
(**Es12.501**))
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