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Después de estos antecedentes, la mayoría
esperaba que don Bosco ((**It12.582**))
contara pronto algo extraordinario. Por eso
cuando, el día 20 de diciembre, se presentó para
dar las <>, creyeron todos que
había llegado el momento. Pero no fue así, no dijo
nada todavía. Habló y fue largo. Hizo la
presentación solemne, aunque en términos un tanto
jocosos, de don José Lazzero como vicedirector del
Oratorio, cargo que antes tenía don Miguel Rúa,
pero que últimamente ya lo ejercía don José
Lazzero. Comunicó después la novedad de un
Director general para las Escuelas Salesianas en
la persona de don Celestino Durando, el cual cedía
a don Pedro Guidazio la dirección de las escuelas
del Oratorio.
Concluyó exhortando encarecidamente a los
jóvenes que fueran siempre buenos y huyeran del
pecado:
Esta noche tengo muchas cosas importantes que
deciros. Tendría que contaros antes un sueño; mas,
para no pasarme demasiado de la hora, os lo
contaré mañana por la noche y haremos que estén
también presentes los aprendices. Ahora quiero
deciros cosas que no son sueños, sino realidades.
Hay algún cambio en la dirección de la casa. Don
Bosco ha ido a la quiebra. Hasta ahora la primera
persona, después del Director General, el que
despachaba los más importantes negocios de la casa
era don Miguel Rúa. Ahora don Miguel Rúa, que ya
no es tan bueno, ha cedido el puesto a don José
Lazzero, porque él se encuentra a menudo fuera de
casa, hoy por aquí mañana por allá, y no puede
atender a todas las cosas aquí en casa. Muchas
veces viene gente para hablar con él y no está; se
necesita resolver un asunto urgentemente y no
aparece; alguno de vosotros desea hablarle y no lo
consigue. Ahora estará don José Lazzero, el cual,
como no se escapa tan a menudo de casa, podrá
cumplir exactamente su cargo. Así don Miguel Rúa,
que es muy bueno, atenderá a otros asuntos y don
José Lazzero, que es mejor, ocupará su cargo de
Director, como ya lo venía haciendo; pero esto no
era todavía del dominio público y no todos lo
sabían. Así los que necesiten algo acudirán a don
José Lazzero y le encontrarán, y podréis tratar
con él más libremente.
Se ha introducido otro cambio con respecto al
inspector de las escuelas. El profesor don Pedro
Guidazio, que ahora ha recobrado algo su salud,
pero no podría aguantar el peso de una clase
regular, tiene fuerza suficiente para dirigir no
una clase, sino todas, porque dirigirlas cuesta
menos trabajo que darlas. Por eso, como desea
dedicarse a vuestro provecho, tendrá el cargo de
Inspector, o sea Director de todas las clases del
Oratorio. Hasta ahora ocupaba este cargo don
Celestino Durando, que tiene en verdad mucha
virtud; pero no tanta como para estar aquí en
Turín cuando está en Lanzo, y ((**It12.583**))
encontrarse en Sampierdarena o en Alassio cuando
está aquí. Por lo cual él será Director de todas
las escuelas de la Congregación, ya sea porque es
más conocido por los externos, ya sea porque hay
quien actúa muy bien en su puesto aquí en el
Oratorio. Sin embargo, quien necesitase algún
certificado, puede acudir a él. Así, pues,
Guidazio será el Director y también Superior en lo
concerniente a la disciplina de todas las escuelas
y también de todos los clérigos, excepto los que
están bajo la dirección de don Julio Barberis. No
quiero que vayan a robarle los mirlos en su jaula.
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