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y hablarle por última vez. Venga, venga pronto,
porque de otra manera ya no tendrá tiempo.
Yo, sin saber adónde, marché a toda prisa
detrás de aquél. Llego a cierto lugar y veo a
gente triste y llorosa que me dice:
-Pronto, pronto, que está en las últimas.
-Pero >>qué es lo que ha sucedido?, pregunté.
Y me introdujeron en una habitación, en la que
vi a un joven acostado, con el rostro
descompuesto, color cadavérico y una tos, una
respiración y un ronquido que lo ahogaba y apenas
le permitía hablar.
-Pero >>no eres fulano?, le dije.
-Sí, soy yo.
->>Cómo te encuentras?
-Muy mal.
((**It12.46**)) ->>Y
cómo te veo en tal estado? >>Ayer y esta misma
mañana, no paseabas tranquilamente bajo los
pórticos?
-Sí, replicó el joven, ayer y esta mañana
paseábamos bajo los pórticos; pero, ahora, dese
prisa que necesito confesarme; me queda muy poco
tiempo.
-Calma, calma; hace pocos días que te has
confesado.
-Es cierto, y no creo tener culpa grave en mi
corazón; pero, a pesar de ello quiero recibir por
última vez la santa absolución, antes de
presentarme al Divino Juez.
Yo escuché su confeisón. Y entretanto observé
que iba empeorando visiblemente y que la tos
estaba a punto de ahogarlo.
-Aquí es necesario proceder a toda prisa, dije
para mí, si quiero que reciba aún el Santo Viático
y la Extremaunción. El Viático no lo podrá recibir
porque necesitaría más tiempo para prepararse o
porque no podría tragar la forma. íPronto, los
Santos Oleos!
Y, diciendo esto, salí de la habitación y mandé
inmediatamente a un individuo por la bolsa de los
Santos Oleos. Los jóvenes que se hallaban
presentes me preguntaron:
-Pero >>está realmente en peligro? >>Está en
las últimas como dicen?
-Seguro, respondí, >>no veis que tiene la
respiración cada vez más difícil y que la tos le
sofoca?
-Pero sería mejor traerle el Viático, y, así
fortalecido, enviarlo a los brazos de María.
Y mientras yo me afanaba preparando lo
necesario, oí una voz que dijo:
-íYa expiró!
Volví a entrar en la habitación y me encontré
al enfermo con los ojos extraviados, sin
respiración, muerto.
->>Ha muerto?, pregunté a los que lo asistían.
-íHa muerto, me respondieron, ha muerto!
->>En tan poco tiempo? Decidme: >>no es éste
fulano?
-Sí, es fulano.
-No puedo dar crédito a mis ojos. Ayer mismo
estaba paseando conmigo bajo los pórticos.
-Ayer paseaba y hoy está muerto, me replicaron.
-Por suerte era un joven bueno, exclamé.
Y proseguí diciendo a los que estaban a mi
alrededor:
->>Veis, veis? Este no ha podido ni siquiera
recibir el Viático, ni la Extremaunción. Demos con
todo gracias al Señor que le concedió tiempo para
confesarse. Era un(**Es12.49**))
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