Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


((**Es12.488**) No ha mucho que uno, entre otros, ligado hacía cuatro años con las sagradas órdenes, llevaba una vida pésima y estaba verdaderamente en la antecámara del infierno. Acudió a don Bosco y le confió lo que le pasaba. Don Bosco le dijo: -Dejemos de lado la teología, la moral, la mística, la ascética; contéstame sinceramente: >>tienes devoción a María? -Si he de decir la verdad, me contestó, nunca he pensado en ello seriamente. -Entonces reza mañana y tarde tres avemarías y repite a menudo, especialmente en los peligros, esta jaculatoria: María Auxilium Christianorum, ora pro me. Prometió hacerlo y se fue. Unos años más tarde nos encontramos por casualidad, manifestó su gran alegría al verme y me dijo que desde el día en que me había confiado el estado de su conciencia, había vivido siempre con el corazón tranquilo. -Usted tiene un buen medio, me dijo, para curar. Recomiende siempre la devoción a la Virgen. Especialmente a los que empiezan a entregarse al servicio de Dios incúlqueles que se recomienden a la Virgen para que los libre de los peligros. En efecto, con la ayuda de María se puede todo, con Ella se obtiene cualquier favor. Es la omnipotente por gracia, y nosotros hemos de invocarla a cada instante; Ella nos dará la fuerza necesaria para vencer todos los enemigos de nuestras almas. Espero que seáis devotos de esta estatua y que evitéis toda burla, conversación y lectura, que pueda desagradar a nuestra Madre María y a su Divino Hijo. Así ella os otorgará las gracias y bendiciones que yo os deseo de todo corazón. Mientras tanto, os encomiendo que tengáis a bien decir a María Santísima que se digne ayudar a don Bosco, que tiene mucho que hacer y es ((**It12.579**)) responsable de vuestras almas y de la suya ante el Señor. Con la devoción a María Santísima viviremos, así lo espero, y moriremos todos santamente e iremos a gozar eternamente con Ella en el cielo. Concluida la conferencia, don Bosco se quitó los ornamentos, se sentó con los Superiores frente al altar improvisado y asistió a la veladita. Estaba también presente el hermano Conceptino, que debía salir para Roma al día siguiente. Después de repetir el himno, se leyeron discursos y poesías en latín, en italiano, en francés y en alemán. Un grupo de clérigos cantó el Ave María en chino, que les había enseñado un antiguo alumno de las escuelas apostólicas de Turín. Antes de retirarse, don Bosco visitó detalladamente la sala; su ojo sagaz, al que nada escapaba, encontró que las luces de gas no estaban bien distribuidas e indicó cómo había que colocarlas, para que llegase luz suficiente a todas partes. Solíanse dar cada semana calificaciones de conducta también a los clérigos; y don Bosco pedía a principios del año escolar que se las llevaran a su cuarto para examinarlas. Estas calificaciones se volvieron a dar ocho días después de la ceremonia descrita. No todas eran satisfactorias. Don Bosco mismo avisó a los que no hubieron obtenido óptime, y lo hizo con una sola palabrita después de la confesión: -Mira, tienes mala calificación de conducta por este y por aquel motivo; procura enmendarte. (**Es12.488**))
<Anterior: 12. 487><Siguiente: 12. 489>

Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


 

 

Copyright © 2005 dbosco.net                Web Master: Rafael Sánchez, Sitio Alojado en altaenweb.com