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Pero >>es esto lo que quiere don Bosco? íNo,
no! Escuchad quiénes son los amigos de don Bosco,
éstos ((**It12.576**)) y
nadie más: los que se esfuerzan con él para salvar
su propia alma. Estos y nadie más son los
verdaderos amigos de don Bosco. Si don Bosco
trabaja tanto para salvar vuestras almas, que
después de todo no son suyas, será preciso que
también vosotros os dediquéis con todo empeño a
cooperar en la salvación de vuestra alma, de la
que don Bosco es responsable ante el Señor. Yo;
entre tanto, pediré siempre al Señor y a la
bienaventurada Virgen María que os lleve a todos
al paraíso. Buenas noches.
Después de la fiesta de la Inmaculada hubo una
pequeña novedad, que ofreció a don Bosco la
ocasión de hacer oír su apreciada palabra. El
crecido número de novicios obligó a
proporcionarles una nueva sala de estudio, mucho
más amplia que la anterior. Se colocó en ella una
hermosa estatua de la Santísima Virgen. Los
novicios prepararon una veladita para la
inauguración del aula y la bendición de la sagrada
imagen, e invitaron a ella a don Bosco. Este
aceptó de buen grado la invitación, y quiso que se
reunieran allí para la conferencia general todos
los salesianos del Oratorio. Así, pues, el domingo
10 de diciembre, por la tarde, se reunieron unas
doscientas personas en el salón de estudio del
noviciado ante la imagen de María Santísima,
colocada bajo un hermoso dosel y rodeada de luces
y flores. Era la primera fiestecita que hacían los
novicios por su propia iniciativa; por lo cual
brillaba la más viva alegría en sus rostros. Entró
don Bosco, se invocó al Espíritu Santo, y los
cantores ejecutaron un himno de ocasión; a
continuación se revistió el Siervo de Dios de
sobrepelliz y estola, y bendijo la estatua con las
oraciones rituales. Después se sentó junto al
altarcito levantado ante la imagen de la Santísima
Virgen y habló así:
Ya no somos unos chiquillos: estamos ante un
grupo de estudiantes de filosofía y sabemos que yo
no he bendecido a la Virgen, sino a una estatua
que la representa. Sabemos también que al honrar
esta imagen, entendemos hacerlo a la Santísima
Virgen, representada por esta estatua. El mundo
nos juzga mal y especialmente los protestantes son
contrarios a estas prácticas, que tachan de
idolatría, y para rebatirnos nos presentan el
texto de la sagrada Biblia: Tú no harás imágenes
ni estatuas. Pero nosotros no somos tan necios
como para confundir el agua con el café; pues
tenemos suficientes entendederas para juzgar las
cosas.
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Nosotros ponemos como base el principio: Adorarás
a un solo Dios, y con él quedan excluidos todos
los demás. Sentado esto, >>qué pueden objetar
todavía los protestantes?
>>Cómo debemos, pues, interpretar ese paso de
la Sagrada Escritura? Se interpreta así: No harás
estatuas, ni imágenes de animales o de otra cosa
para adorarlas. Esto es: para adorarlas, que no es
venerar ni respetar.
La adoración, que con un vocablo griego se
llama latría, significa culto supremo, servicio
supremo, que prestamos sólo a Dios.
(**Es12.486**))
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