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que te hallas en el último momento de tu vida, y
dime por favor: >>qué hacer entonces? Examínate de
todas las culpas que cometiste, como si te
encontraras en la agonía, próximo a dar cuenta al
Señor de todas tus acciones, y después ya puedes
hacer tu confesión.
Estoy convencido de que la mayor parte de
vosotros cumple bien; pero quisiera insistir a
algunos para que también ellos se determinen a
hacer con todo el empeño posible confesiones
verdaderamente buenas.
En conclusión, os sugiero únicamente dos cosas
para esta novena: una buena confesión y recibir
cada día la santa comunión, si no sacramental, por
lo menos espiritual, que consiste en un vivo deseo
de recibir a Jesucristo en nuestro corazón. Buenas
noches.
Durante la novena, el día 3 de diciembre fue a
decir una palabra especial a los aprendices.
Recordó por tercera vez a Domingo Savio.
Sus palabras para animarlos a hacer bien la
novena, debieron obtener buen resultado, porque
don José Lazzero escribe en su breve croniquita
con fecha 8 de diciembre: <>.
((**It12.574**)) Ya no
podréis seguir quejándoos de que don Bosco no os
viene a ver. Vosotros creéis que yo hablo todas
las noches a los estudiantes, pero no es así:
desde agosto hasta hoy sólo he ido dos veces.
Además, otra disculpa, y es que toca la campanilla
para el rezo de oraciones, cuando nosotros no
hemos terminado todavía de cenar, y así no hay
tiempo para venir aquí. Tenéis, además, a don
Miguel Rúa y a don Juan Branda, que saben
decíroslas de todos los colores.
Pero, si no vengo yo a veros, ívenid vosotros a
verme a mí! Los estudiantes saben venir a buscarme
a la sacristía y me alegro de que también lo hagan
algunos aprendices; pero, en esto, los estudiantes
os ganan con mucho. Pues bien, vengaos vosotros
así:
->>No quiere don Bosco venir a vernos? íBueno,
pues iremos nosotros a buscarle!
Una cosa que quería deciros es que estamos en
la novena de la Inmaculada Concepción, y os digo
lo que ya he dicho a los estudiantes el primer día
de la novena: que, después de esta fiesta, tengan
todos arregladas las cosas de su alma. Si alguno
tuviese un desarreglo espiritual, un enredo que
deshacer, no deje pasar esta ocasión de la fiesta
de la Inmaculada, si no quiere poner su alma en
peligro de condenarse. Con esto no quiero decir
que todos tengáis que hacer confesión general; no
es eso; al contrario, quien ya la hubiese hecho,
no conviene que vuelva a hacerla; pero hagan todos
una confesión según la necesidad de la propia
conciencia. Necesitaría una confesión general
aquel que va a confesarse y siempre se confiesa de
las mismas culpas.
El que confiesa hoy una mentira y siempre se acusa
de mentiras; el que se confiesa y siempre tiene
que acusarse de enredar en la iglesia, de
desobedecer, de no respetar a los asistentes, de
malas conversaciones, de bromas y chistes
escandalosos, de malas costumbres. >>Serán siempre
buenas estas confesiones? Respondo con las
palabras del Evangelio. Por los frutos se conoce
una planta. Si las confesiones no reportan
provecho, hay que temer que, si no son sacrílegas,
al menos sean nulas. Será, pues, necesario
escudriñar el propio corazón y buscar la razón de
ello; si hay falta de examen, de
(**Es12.484**))
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