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Quiero deciros también algo sobre el voto de
pobreza.
-íBueno!... dirá alguien; yo estaría de buena
gana en la Congregación, si tuviese una habitación
mejor arreglada, si tuviese una ocupación más a mi
gusto, etc., etc.
-Pero, decidme: >>qué voto habéis hecho en los
ejercicios espirituales? El voto de pobreza. >>Y a
quién no le gustaría ser pobre de esta manera, es
decir, sin que le falte nada? Esto sería burlarse
de Dios. Algunos se jactan de ser pobres: -íYo he
hecho voto de pobreza!
-Pero no quieren saber nada de los efectos de
esta pobreza. A veces el vino no será muy bueno,
estará algo aguado; y no se tiene paciencia, no se
quiere soportar esta mortificación.
-Si no estuviera aguado, sería mejor, dicen.
-Lo concedo; pero si queremos ((**It12.564**)) ser
pobres, también hemos de resignarnos a hacer
alguna penitencia. Un pobre, a quien nunca le
faltase vino para beber, aun cuando fuera
medianamente bueno, se daría por dichoso. íAh, no
seamos de los que aman la pobreza de labios
afuera, pero no quieren los compañeros de la
pobreza!
En cuanto al voto de obediencia:
-Pero, está ese Superior, que no me puede ver;
cuando sabe que me gusta una cosa, no me la da; y
cuando sabe que otra me desagrada, me la manda
adrede.
->>Es que no habéis hecho voto de obediencia?
Al hacer este voto, habéis sacrificado al Señor
vuestra voluntad y, por tanto, debéis hacer todo
lo que os manda el Superior. >>Os gusta? Bien
está. >>Os desagrada? >>No va con vuestro genio y
os disgusta? Mejor todavía; alcanzamos más méritos
ante Dios. Pero no debemos obedecer de hocicos
como hacen algunos; hemos de hacerlo todo de buena
gana, con cara alegre, sabiendo que lo que nos
mandan los Superiores, es lo mismo que si nos lo
mandase el Señor.
-Mirad, vale más un buen desayuno tomado por
obediencia que una mortificación hecha por
capricho. A veces un Superior manda algo a alguien
y éste lo hace sólo a medias; va el Superior a
verlo y no lo encuentra hecho ni por hacer, y se
disgusta, y piensa durante la noche cómo tendrá
que poner remedio, y ese pobre Director, con
tantos asuntos como lleva entre manos, tiene que
concentrar allí toda su atención, por culpa de un
señoritingo que quiso hacer lo que le dio la gana.
El tercer voto, que habéis hecho es el de
castidad. íQué hermosa es esta virtud! Quisiera
emplear días enteros para hablaros de ella, pero
veo que me falta el tiempo. Ojalá pudieran todos
los salesianos guardarla limpia de la más pequeña
mancha: es la virtud más bella, la más
esplendorosa y, al mismo tiempo, la más delicada
entre todas. íEs tan fácil perderla, si no se
emplean todos los medios necesarios para
guardarla! íEs tan fácil mancillarla, si no se
ponen en práctica las precauciones, que los
Superiores y las Reglas sugieren! Debemos poner
toda nuestra diligencia para mantenernos puros y
santos en la presencia de Dios. Prestad atención
al primer vientecillo pasional, mortificaos en
ciertos tratos algo sensuales, sed reservados en
ciertas palabras algo inconvenientes, aborreced
ciertas amistades algo simpáticas, ciertos libros
fantásticos. Y después no deis libertad a los
sentidos, y si el demonio, aprovechando un momento
en que estamos ociosos o descuidamos alguna
precaución o hemos cometido alguna imprudencia por
quebrantar las Reglas, se lanza de improviso al
asalto contra nosotros, no nos dejemos disuadir,
no renunciemos a nuestra gloria diciendo:
-íPor una vez! íSólo será esta vez! íHace tanto
tiempo que resisto! Después lo remediaré.
-íAy! íAy! Abyssus abyssum invocat! (íUn abismo
llama a otro abismo!) >>Y si uno se hubiese dejado
vencer por el demonio? Atención, no hay que dar el
(**Es12.476**))
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