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en este pequeño retazo de tiempo se puede hacer
una obra buena, y así adquirir a Dios y ganar el
paraíso.
Mañana empieza la novena de Todos los Santos:
procuren todos hacerla bien y propónganse para
este año estas dos cosas: una, huir toda clase de
pecado; la otra, evitar toda suerte de
pensamientos y conversaciones contra la santa
virtud de la modestia. Que este propósito sirva no
sólo para este año, sino también para los que
vengan después y para siempre. Y si queréis una
práctica para esta novena, una florecilla
apropiada para vosotros y que sirva también para
todo el mes, y mejor aún para todo el año, os
propongo hacer lo siguiente: libraos de decir ni
una palabra en dialecto piamontés. Es una florella
que no parece tenga alguna utilidad, pero os
aprovechará mucho para aprender bien la lengua
italiana. Destiérrese, pues, de entre vosotros, y
no se oiga nunca a nadie pronunciar una sola
palabra en piamontés. Hablad, jugad, trabajad,
comed, bebed, dormid, todo en italiano. (Risas). Y
si esta noche empieza alguno a roncar, que lo haga
en italiano. (Más risas). Esta florecilla no pide
penitencias difíciles, u otro sacrificio penoso;
sólo se necesita un poco de vigilancia sobre sí
mismo. Si a alguno le resulta muy difícil, mayor
será la recompensa que le será preparada en el
cielo. El Señor os bendiga, y buenas noches a
todos.
La novena de Todos los Santos le sugirió el
tema para el día 27. Con mucha sencillez y
eficacia les propuso el recuerdo de los tiempos de
Domingo Savio y la comparación ((**It12.557**)) con
los de entonces.
La novena de Todos los Santos sigue adelante;
sin embargo, todavía no he notado que os hayáis
hecho muy buenos. No digo que aún no haya habido
alguna mejoría, pero tampoco veo que se hayan
hecho milagros. Recuerdo que algunos muchachos,
como Domingo Savio, Magone, Besucco y otros,
hacían estas novenas con empeño y fervor
extraordinarios. No se podía desear más. No quiero
decir que ahora se hagan mal; los hay buenos, pero
no existe aquel entusiasmo. Reinaba entonces un
ardor universal; teníamos sesenta o setenta
muchachos y había sesenta o setenta comuniones.
Que >>de dónde viene esto? diréis. >>Viene, tal
vez, de que el pobre don Bosco ya no habla a sus
muchachos y no sabe hacerse comprender como
entonces, o de que vosotros no le comprendéis o no
le queréis entender como lo entendían aquellos
antiguos jovencitos? Venga ello de una parte,
venga de la otra o venga un poco de las dos, ahora
no me interesa saberlo. Pero lo que debe tener más
importancia es que os hagáis cada vez mejores.
Todavía hay tiempo. >>Habéis visto los haces de
leña seca colocados uno sobre otro? Si se enciende
uno, se encienden los demás y arden todos. Así
podéis hacer vosotros. Durante esta novena uno
tiene que servir de estímulo al otro para hacer el
bien. Al encenderse una cerilla la llama puede
prender un pajar y hacer un gran incendio. Así,
bastaría que uno quisiera de veras hacerse santo
para inflamar a los demás con el buen ejemplo y
con los santos consejos. >>Y si todos os
comprometierais a ello? íSería una fortuna!
Piensen todos en el paraíso, donde ya se tienen
hermanos, hermanas, amigos, compañeros, superiores
o inferiores y algunos el padre, la madre
disfrutando el premio de sus virtudes. Ellos eran
de carne y hueso como nosotros, y, tal vez, no se
encontraron alejados de los peligros como
nosotros, no tuvieron comodidad como nosotros para
practicar la religión, ni la facilidad que
nosotros tenemos para purificar la propia
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