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al contemplar el espectáculo, otros proseguían
tranquilamente sus recreos y sus juegos, los otros
desempeñaban alguna de sus ocupaciones; pero
ninguno hacía por espantar las gallinas y echarlas
fuera. Yo me volví entonces a ellos muy disgustado
y, llamando a cada uno por su nombre, les dije:
-Pero, >>qué hacéis? >>No veis que las gallinas
se están comiendo el trigo? >>No veis que están
destruyendo la buena simiente, haciendo
desvanecerse todas las buenas esperanzas de estos
agricultores? >>Qué recogeremos después? >>Por qué
permanecéis ahí mudos? >>Por qué no gritáis? >>Por
qué no las espantáis?
Pero los clérigos se encogían de hombros, me
miraban y no decían nada.
Algunos ni se volvieron a escucharme; ni se
habían fijado en el campo, ni se preocuparon de
hacerlo después que yo les hube reprendido.
-íQué necios sois!, continué. Las gallinas
tienen ya el buche lleno. >>No podéis dar unas
palmadas, así?
Y, al decir esto, comencé a palmotear,
encontrándome verdaderamente embrollado, pues mis
palabras no servían para nada. Entonces algunos
comenzaron a espantar a las gallinas, pero yo me
decía para mí:
-íSí, sí! Ahora que se han comido el trigo van
a echar a las gallinas.
Y, mientras tanto, llegó hasta mí el canto del
grupo de los campesinos, cuya letra decía: Canes
muti nescientes latrare. (Perros mudos que no
saben ladrar).
Entonces me dirigí a aquel buen anciano y,
entre estupefacto e indignado, le dije:
-íVamos! Deme una explicación de lo que estoy
viendo; que no entiendo nada. >>Qué representa esa
semilla arrojada a la tierra?
-íEsta es buena!, replicó en anciano. Semen est
verbum Dei. (La simiente es la palabra de Dios).
->>Y qué quiere decir el hecho de que las
gallinas se lo coman como acabo de ver?
El viejo, cambiando de tono de voz, prosiguió:
-íOh! Si quiere una explicación más completa se
la daré. El campo es la viña del Señor, de que nos
habla el Evangelio, y puede también representar el
corazón del hombre. Los agricultores son los
obreros evangélicos, que siembran la palabra de
Dios especialmente con la ((**It12.44**))
predicación. Esta palabra podría producir mucho
fruto en el corazón que fuese terreno bien
preparado. Pero >>qué sucede? Que vienen las aves
del cielo y se llevan la semilla.
->>Qué representan estos animales?
->>Quiere que se lo diga? Simbolizan las
murmuraciones. Después de oír una plática que
podría producir su efecto, comienzan los
comentarios con los compañeros. Uno ridiculiza un
gesto, otro la voz, otro la palabra del predicador
y he aquí que el fruto del sermón desaparece. Otro
acusa al predicador de un defecto físico o
intelectual; un tercero se ríe de su forma de
expresión y el fruto de la plática cae por tierra.
Lo mismo habría que decir de una buena lectura,
cuyo bien queda obstaculizado por la murmuración.
Las murmuraciones son tanto más malas en cuanto
que generalmente son secretas, escondidas y viven
y crecen donde menos sospechamos. El trigo, aunque
caiga en un terreno no muy bien cultivado, nace,
crece, alcanza una altura bastante considerable y
produce fruto. Cuando sobre un campo recién
sembrado se abate la tempestad, el campo queda
asolado y no produce mucho fruto, pero algo
produce. La mies no será muy vistosa, pero las
plantas crecerán; darán poco fruto, pero alguno
darán... En cambio, cuando las gallinas o los
pájaros picotean la simiente, ya no hay nada que
hacer: el campo no producirá ni poco ni mucho; no
producirá fruto de ninguna clase. De la misma
manera, si las pláticas, si las exhortaciones, si
los buenos propósitos son seguidos de una
distracción, de una tentación, etc., darán(**Es12.47**))
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