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CAPITULO XX
PRINCIPIO DEL CURSO ESCOLAR Y FIN DE
AÑO
LA serena palabra de don Bosco va a cubrir la
mayor parte de las páginas de este último
capítulo. La tomamos de los manuscritos que se
conservan en nuestros archivos.
Por entonces, generalmente se inauguraba el
curso escolar después de la fiesta de Todos los
Santos; pero don Bosco quería que sus muchachos se
encontrasen en el Oratorio un par de semanas antes
de aquella solemnidad. El día 20 de octubre, por
la noche, presentes todos los alumnos nuevos y dos
tercios de los antiguos, dio don Bosco las
<> y exhortó a todos a poner en
orden su conciencia.
Tengo el gusto de volver a veros después de
algún tiempo de separación, de veros a todos sanos
y en tan crecido número, a pesar de que aún no han
llegado todos. Alabo a los que vinieron con
exactitud en el tiempo señalado, y más todavía a
los que anticiparon su regreso. A éstos les
favoreció el buen tiempo, mientras que a los que
quisieron esperar un poquito más, un día, hasta
hoy, les tocó un tiempo malo, que parece quiere
seguir siéndolo.
Y ahora, >>cuál será vuestra primera ocupación
en el Oratorio?
>>Sabéis lo que hace un viajero, cuando vuelve
de un viaje? Lo primero que hace es mirar si su
ropa tiene alguna mancha de polvo, de barro o de
otra cosa y echa mano del cepillo, y quita, una
tras otra, estas manchas, hasta que su ropa queda
limpia; y si ha caído en una charca, le toca hacer
colada. Lo mismo debéis hacer vosotros, ahora que
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volvéis del viaje de las vacaciones: mirad un poco
la ropa de vuestra conciencia y ved si está
limpia, si no tiene alguna mancha. Si por acaso
encontráis en ella algún tiznajo, tomad enseguida
el cepillo de la confesión y quitadlo; si
encontráis algún lamparón más gordo, ípor amor de
Dios, quitadlo también!
Puede ser que alguno no haya ensuciado su alma,
durante las vacaciones, con ninguna mancha, ni
siquiera pequeña; pero, decidme en confianza:
>>hay alguno entre vosotros que pueda decir: -Yo
he sido en vacaciones mejor que cuando estaba en
el Oratorio, he progresado en la virtud?
-No, no he oído nunca a nadie que me dijera
eso. Al contrario, son muchísimos los que deploran
el tiempo pasado en vacaciones. Uno dice:
-Un amigo, a pesar mío, me hizo comer carne en
viernes.
Otro añade:
-Un pariente me hizo comer demasiado, me hizo
beber más de lo justo; algunos compañeros me
hicieron oír conversaciones obscenas; un vecino me
dio un libro malo para leer; me llevó a dar un
paseo donde he visto cosas feas.
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