((**Es12.464**)
Torino, diario industrial, nada clerical por
cierto, publicaba aquel mismo día: <>. Hasta la Gazzetta del Popolo
escribía el 7 de agosto: <>. A pesar de las
reticencias, no fortuitas ciertamente, aquel poco
era un mucho, atendida la fobia anticlerical del
diario turinés, que llevaba entonces ese título.
La salida de tono, a que aludíamos, tuvo su
origen en un órgano ministerial, el Bersagliere de
Roma, cuyos comentarios laudatorios fueron más
abundantes que los de sus colegas. El pasaje en
discusión era el que se leía en el número del 9 de
agosto: <((**It12.549**)) está
sentado en medio de Nicótera, Zanardelli y el
Presidente del Consejo. El más maravillado de
todos es el honorable Zanardelli; se comprende que
no acierta a explicarse lo que ven sus ojos. Pero
es así. El milagroso sacerdote, que, a la vista
parece un pobre rapavelas, acompaña hasta la plaza
del Ayuntamiento al Presidente del Consejo. Los
dos personajes se dan la mano; se intercambian
cumplidas reverencias y palabras de cordialidad>>.
Al llegar a este punto apareció la política
para romper la armonía. Un corresponsal romano de
la Unit… Cattolica, escribía aquel mismo día y
aparecía publicado en el número del día 11:
<(**Es12.464**))
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