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calles amplias, largas y rectas iban a dar a los
alrededores del colegio.
Este estaba constituido por varios edificios,
repartidos en derredor de una iglesia de estilo
gótico. Las paredes interiores de la iglesia y de
la casa estaban solamente revocadas y
enjalbegadas; lo demás, sin ornamentación ni
muebles de ninguna clase. Hierbajos y zarzas de
más de un metro impedían el paso para llegar al
pie de los muros. Se necesitó mucho tiempo y mucho
trabajo para limpiar, adornar, amueblar y adaptar,
derribando por un lado y construyendo por otro,
hasta lograr dar a aquel complejo de edificios el
aspecto de un centro de educación. Cuando llegaron
los salesianos, don Juan Cagliero, don Domingo
Tomatis y el maestro carpintero Scavini, venidos
de Buenos Aires unas semanas antes, trabajaban sin
descansar en la obra y aún quedaba mucho por
hacer.
Tan pronto como se pudo dar comienzo, se
publicó en los diarios de Montevideo y de otras
ciudades. En el breve espacio de un mes los
alumnos internos llegaron al centenar. Se abrieron
escuelas elementales, los cursos inferiores de
bachillerato y los de preparación al superior. Las
lecciones de canto y de piano hicieron posible que
pronto se pudieran celebrar solemnes funciones
sagradas y estupendas veladas académicas. Don Luis
Lasagna implantó en el nuevo colegio el plan del
de Alassio, de donde él iba. Los alumnos
estudiaban, obedecían, amaban la piedad; los
padres, que los visitaban con frecuencia, llevaban
por doquiera su propia satisfacción. El odio
sectario intentó desahogarse con ataques
calumniosos a través de los diarios; pero tuvieron
que habérselas con un poderoso atleta: el padre
Lasagna hablaba y escribía con tanta eficacia que
los adversarios enmudecieron. Los alumnos con sus
espléndidos resultados hicieron el resto. La fama
del instituto se extendió por toda la república y
favoreció su crecimiento, que ya nunca pudo nadie
detener.
Hoy día el Colegio Pío 1 de Villa Colón, así
llamado por don ((**It12.539**)) Bosco
como testimonio de perenne gratitud al inmortal
Pío IX, está ampliado, rodeado de tierras
cultivadas de huerta, parque y viñedo, enriquecido
con un observatorio completo, y convertido, en
suma, en un foco de cultura de la República;
también la iglesia, dedicada a María Auxiliadora,
se ha transformado en santuario nacional.
Los misioneros de Argentina hicieron escala en
la capital de Brasil
1 Desde los comienzos, este colegio dedicado a
Pío IX, siempre se llamó sencillamente Colegio
Pío, a diferencia del de Buenos Aires, inaugurado
después de la muerte del gran Pontífice, y que se
llama Colegio Pío IX.
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