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rumbo a Marsella. Apenas entró en casa, don Bosco
escribió a don Miguel Rúa:
Carísimo Rúa:
Entrega el dinero en oro a Rossi, que lo
llevará para el viaje a Burdeos; los otros están a
bordo, donde he almorzado con ellos. Están
resignados; unas lágrimas y después alegres;
saldrán a las dos de Génova. Envían un afectuoso
saludo a todos sus hermanos y amigos del Oratorio.
Escribirán desde Marsella. Yo estaré en Turín el
viernes, si Dominus dederit, e iré a comer en casa
del profesor Vallauri 1. Avísale y, si puedes, ve
tú también. Todo para mayor gloria de Dios. Amén.
Sampierdarena, 14-11-1876.
Afmo. amigo
JUAN BOSCO, Pbro.
Viajaban con los misioneros cinco pasajeros de
primera clase, veintidós de segunda y setecientos
de tercera, de los cuales cuatrocientos eran
napolitanos; más tarde subieron otros en Marsella
y en Barcelona, de suerte que para la gran
travesía se contaban a bordo treinta pasajeros de
primera clase, cuarenta y dos de segunda y mil
cien de tercera. Los nuestros gozaban de plena
libertad para celebrar, confesar, predicar, dar
catequesis, y la aprovecharon ampliamente y sin
poner dificultad; pues, explorado el ambiente, se
repartieron los clientes y pusieron con celo manos
a la obra del apostolado. En particular los
coadjutores llamaban la atención de los profanos,
muchos de los cuales comenzaron poco a poco a
imitarlos en las prácticas religiosas.
El grupo de Montevideo tuvo que embarcarse en
Burdeos, porque los pasajes, que les había
concedido Uruguay, habían sido contratados con la
Compañía del Pacífico, cuyas oficinas centrales
((**It12.528**)) se
encontraban en aquel puerto 2. Don Bosco los
acompañó a la estación en Sampierdarena el día 16
por la mañana y, mientras se esperaba la llegada
del tren, esforzándose por mostrarse alegre y
jovial, conversaba amablemente con ellos, les daba
avisos oportunos y por último los bendijo
cordialmente. Fue una escena conmovedora verlos
arrodillados en la sala de espera, con los ojos
arrasados de lágrimas. Besaron su mano,
separáronse de su lado y, apenas tuvieron tiempo
para ocupar su plaza, cuando el tren se ponía en
marcha. Pernoctaron en Niza y siguieron viaje al
día siguiente 3.
1 Véase más arriba, pág. 354.
2 Cfr. Volumen XI, Apéndice, doc. 24.
3 También esta vez hubo algunos que, por razón
del servicio militar, no podían sacar pasaporte.
(**Es12.447**))
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