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Instituto a los Capuchinos; pero la experiencia
había demostrado la necesidad de un cambio en
esto, y también en otros puntos. Pensó el Padre
Santo que el hombre cortado para el caso era don
Bosco; y por eso ordenó al cardenal Bilio que le
escribiera diciéndole, que haría cosa muy grata a
Su Santidad, si asumía cuanto antes este encargo,
yendo personalmente unos días a Roma o enviando
allí a algún sujeto capacitado de su Congregación.
El Siervo de Dios, para secundar mejor el deseo
del Papa, determinó ir en persona a Roma para
conocer de visu cómo estaban realmente las cosas.
Al dar relación del asunto al Capítulo Superior el
5 de noviembre, no dejó de el gran paso que daba
la Congregación con aquel soberano honor que le
concedía el Romano Pontífice.
-Pero es un hecho, añadió enseguida, que ahora
el número de nuestros sacerdotes es muy escaso. Si
se puede suspender la decisión del Padre Santo, lo
haremos; y si él nos mandara, nosotros
responderemos: -Somos sus humildes servidores;
será nuestra gloria poderle obedecer, aun con gran
sacrificio, hasta su más mínimo deseo.
Fue, pues, a Roma con los misioneros. Cuando el
Papa le tuvo ante sí, le dijo:
-Deseo que os cuidéis de los conceptinos, que
tienen una misión sublime y pueden ayudar mucho a
los enfermos para bien morir. Pero no debéis
reformar o corregir, sino crear o, mejor,
identificar las Constituciones de los conceptinos
con las de los salesianos 1.
Dócil como siempre a la voz del Vicario de
Jesucristo, pidió únicamente por favor que Su
Santidad se dignase darle por escrito su
pensamiento para meditarlo y llevarlo mejor a
efecto.
Entre tanto no perdió el tiempo. Conferenció
varias veces con monseñor Luis Fiorani, Comendador
del Espíritu Santo 2 ((**It12.486**)) y
Protector del Instituto, y se informó por él sobre
el estado del Instituto, los antecedentes del
mismo y sus Constituciones, aprobadas para un
quinquenio por vía de experimento. Una vez que se
formó con estas conferencias una idea suficiente
de lo que podía hacerse para corresponder a los
deseos del Papa, compiló con Monseñor este
memorial para presentarlo al Padre Santo por
mediación de dicho Prelado, pues él tenía que
salir de Roma.
1 Carta de don Bosco al cardenal Bilio, Turín
29 de noviembre de 1877.
2 Actualmente es el título de un Prelado Romano
al que está confiada la iglesia del Espíritu Santo
en Sassia, aneja al hospital del Espíritu Santo.
En otro tiempo se denominaba así al gran maestre
de la Orden hospitalaria de los canónigos
regulares del Espíritu Santo en Sassia, suprimida
por Pío IX. El hospital del Espíritu Santo fue
fundado por Inocencio III en 1200 y fue durante
mucho tiempo el mayor hospital del mundo. Se
levanta en las cercanías del Vaticano, en la
orilla derecha del Tíber.
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