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una estatura y un aspecto tan juvenil, que, cuando
pasaba por las calles, las madres del pueblo, con
el sello característico y la simpática libertad
tan propia de las gentes del Lacio, le gritaban:
-Don <> >>dónde te has dejado la
niñera?
Sin embargo, gobernaba su clase de primera
elemental con más de cincuenta chiquillos a las
mil maravillas. Cierto día, entró por sorpresa en
su clase el Inspector escolástico, mal informado y
anticlerical, y, al ver la disciplina y el
silencio que reinaban en el numeroso grupo, se
quedó atónito. Le mandó continuar la lección en su
presencia, interrogó él mismo a los chiquillos,
comprobó que tenía el título, obtenido en Mondoví
con buenas calificaciones, y se despidió
felicitando al diestro maestrillo. Con sus
muchachos, llamémoslos así norabuena, don Bosco
obró verdaderos prodigios. Es preciosa la carta
que el buen Padre escribió a Picollo a Borgo San
Martino, dándole la obediencia para Ariccia.
((**It12.490**)) Mi
querido clérigo Picollo:
Se ha cambiado el destino. Irás a Roma con el
padre Gallo, harás una visita al Padre Santo, le
besarás el pie de mi parte, le pedirás su santa
bendición, y después saldrás para ir a santificar
a los que viven en Albano y en Ariccia.
Te santificarás a ti mismo con la exacta
observancia de nuestras Reglas, con el coloquio
mensual y con el puntual ejercicio de la buena
muerte. Si se te presentan dificultades, escríbeme
a menudo, exponiéndome tu vida, virtudes y
milagros.
Dios te bendiga, querido Picollo, y ruega por
mí, que siempre seré en Jesucristo tu
Afmo. amigo
JUAN BOSCO, Pbro.
Los socios destinados a los seminarios
suburbicarios salieron de Turín en tres grupos: el
29 de octubre unos para Albano y dos para
Magliano, el 7 de noviembre los de Ariccia y los
otros de Albano y a últimos de noviembre los dos
restantes 1. La vanguardia avanzada iba acompañada
por don Antonio Sala, ecónomo del Oratorio, hombre
de formas atléticas y alma de niño, pero bastante
experimentado. En Roma pudieron ver al Papa, el
cual, al pasar delante de ellos con los dos
cardenales Bilio y Mertel, exclamó:
-íHe aquí a don Bosco!
1 Fueron destinados a Ariccia: Carlos
Montiglio, sac.; Gaspar Seita, clér.; Luis Falco,
coad. - A Albano: José Monateri, sac., director de
las dos comunidades; Juan Bautista Sammori, sac.;
José Pavía, clér.; Hermenegildo Musso, clér.; Juan
Rinaldi, clér.; Esteban Trione, clér.; Francisco
Varvello, clér. Iban también dos novicios
coadjutores, Florencio Bono y Félix Bussa.-A
Magliano: José Dashero, sac., y Blas Giacomuzzi,
clér.
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