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por lo menos, y sólo se necesitaban tres para
Ariccia; por añadidura, el local destinado para
vivienda, pertenecía a los padres Doctrinarios,
uno de los cuales vivía todavía allí como rector
de la iglesia aneja, y si no se arreglaba este
estado de cosas, se hacía imposible la aceptación.
En consecuencia, envió don Bosco una súplica a la
Autoridad suprema, para obtener las oportunas
dispensas y providencias. El Padre Santo, a través
del Auditor monseñor Latoni, le notificó que por
aquella vez derogaba la regla señalada para enviar
a Ariccia solamente tres socios y le informó que
había provisto, para que los tres salesianos
ocuparan ellos solos el colegio, que había
pertenecido a los padres Doctrinarios. En la misma
ocasión insinuaba el Papa que vería con buenos
ojos que, sin dejar de atender con tanta solicitud
los deseos de los de Ariccia y del Príncipe Chigi,
pensase don Bosco también en Albano 1.
Este velado, pero claro deseo del Padre Santo
había tenido su origen en una comunicación que le
había hecho el cardenal Di Pietro, Obispo de
aquella diócesis suburbicaria, de la que también
depende Ariccia. Su Eminencia, informado de las
negociaciones con aquel Ayuntamiento, rogó a don
Bosco que aceptara en su sede episcopal el colegio
municipal, a cuyas clases acudirían también los
alumnos del Seminario. Dada la proximidad entre
Albano y Ariccia, separados únicamente por el
grandioso puente que toma el nombre de Ariccia,
pensaba el Cardenal que los maestros de ambos
lugares podrían vivir en el mismo local. Don
Bosco, que había tardado ya dos semanas en
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contestar, en cuanto conoció el pensamiento del
Papa, respondió afirmativamente al Cardenal, y con
más liberalidad, pues, mientras el Cardenal, tal
vez no suficientemente al corriente de la
legislación escolar, se conformaba con dos
profesores diplomados, don Bosco le prometió otros
cuatro, para alcanzar el número mínimo exigido por
la ley. Dio de todo ello comunicación al Cardenal.
Excelencia Reverendísima:
No podía recibir noticia mas consoladora que la
que V. E. Rvma. tuvo la bondad de comunicarme en
nombre de S. S. Por tanto presento humildemente mi
agradecimiento a V. E. y le ruego tenga a bien
comunicar a S. S. que reconozco como un nuevo acto
de su soberana clemencia el conceder que sean sólo
tres los salesianos en Ariccia en lugar de seis,
según nuestras constituciones; que vayan a habitar
en el colegio de los Doctrinarios y a servir la
iglesia aneja. Por consiguiente, me adhiero de
buen grado a los santísimos deseos del Padre
Santo, pues servirá de verdadera gloria para todos
los salesianos siempre que les sea dado poderlos
actuar; acepto sin
1 Véase Apéndice, doc. 44.
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