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((**Es12.410**) a una corporación religiosa. La correspondencia epistolar duró algún tiempo; don Francisco Cerruti, director del colegio de Alassio, visitó el pequeño asilo del buen Canónigo, pero no se llegó a nada en concreto. Las negociaciones, suspendidas durante tres años, se reanudaron y duraron de 1879 a 1894; y después, desaparecidos de la escena los principales actores, todo cayó en el olvido. En 1895 intentaría el Obispo de Chiávari obtener de don Miguel Rúa una fundación juvenil de distinto carácter; pero nunca se llegaron a concertar las condiciones que aconsejaran dar consentimiento. En conclusión, de toda esta larga negociación no quedó rastro, salvo el recuerdo de la buena voluntad por ambas partes. Chiávari sigue sin tener todavía ninguna obra salesiana. A primeros de junio hizo una proposición el marqués Próspero Bevilacqua, desde Bolonia. Este catolicísimo hidalgo boloñés había ido a Turín un mes antes para asistir a la junta anual del Consejo Superior de las Conferencias de San Vicente de Paúl y aprovechó la ocasión para visitar el Oratorio que ya conocía; entró un domingo a la hora de vísperas. Experimentó tan extraordinaria emoción que expuso a don Bosco sus ideas. <((**It12.483**)) y fundado por usted -hablo de la clase pobre-.También en Bolonia escasean los centros de educación para la juventud masculina y creo realmente que en la práctica hay más dificultades para fundarlos y para dirigirlos, que los destinados a la educación de la juventud femenina. Todo esto demuestra que Bolonia se encuentra en la necesidad de tener uno para los muchachos que responda a la necesidad>>. Después concluía preguntando cuáles serían las condiciones que don Bosco pondría para abrir en Bolonia una casa de esta clase. También se interesaba por una fundación salesiana en Bolonia la marquesa Zambeccari, que también hubiera deseado otra semejante en Módena, comprometiéndose por su parte a dar para cada colegio treinta mil liras de renta anual y convirtiéndose en valiosa fiadora por parte del marqués Bevilacqua, y de otros señores boloñeses. Don Bosco estimó convenientes los dos ofrecimientos, por la posibilidad de hacer el bien en aquellos dos centros de tanta importancia y por la suficiencia de las ayudas económicas ofrecidas, ya que él 1 Carta a don Bosco, Bolonia, 3 de junio de 1876. (**Es12.410**))
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