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->>Don Bosco, que se cree tan sabio, desconoce
estas cosas? Es cierto que si combates con todas
tus fuerzas la filoxera y enseñas a tus hijos la
manera de combatirla a conciencia, tu Sociedad no
dejará de florecer. >>Sabes qué es la filoxera?
-Sé que es una enfermedad que ataca a las
plantas causando grandes estragos, hasta
destruirlas.
->>Y esta enfermedad de qué proviene?
-Es originada por una multitud infinita de
animaluchos que se adueñan de ella.
->>Qué hay que hacer para salvar a las plantas
próximas a la destrucción?
-De esto no sé decirte nada.
-Escucha, pues, lo que te voy a decir. La
filoxera comienza a aparecer sobre una sola planta
y no pasa mucho tiempo cuando todas las plantas
próximas a ésta aparecen atacadas del mismo mal,
aun encontrándose a bastante distancia; ahora
bien, cuando en una viña, en un huerto o en un
jardín, aparece la enfermedad, la infección se
extiende rápidamente y la belleza y los frutos que
se esperaban quedan arruinados. >>Sabes cómo se
extiende el mal? No por contacto, porque la
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distancia lo impide; no porque los animalitos
bajen al suelo y atraviesen el espacio que separa
a las plantas; la experiencia lo confirma: es el
viento el que levanta esta maldición y la
desparrama sobre las plantas aún sanas. Es una
desgracia que se propaga en un abrir y cerrar de
ojos. Pues bien, has de saber que el viento de la
murmuración lleva muy lejos la filoxera de la
desobediencia. >>Comprendes?
-Comienzo a comprender.
-Ahora bien, los daños que ocasiona esta
filoxera impulsada por un viento semejante, son
incalculables. En las casas más florecientes hace
marchitar, en primer lugar, la mutua caridad;
después, el celo por la salvación de las almas;
después engendra el ocio; después agosta todas las
demás virtudes religiosas y, finalmente, el
escándalo las hace objeto de reprobación por parte
de Dios y por parte de los hombres. No es
necesario que uno de los depravados pase de un
colegio a otro: basta que este viento sople desde
lejos. íConvéncete! Esta fue la causa que llevó la
destrucción a ciertas Ordenes religiosas.
-Tienes razón. Reconozco la verdad de cuanto me
dices. Pero >>cómo poner remedio a tan gran
desgracia?
-No bastan paños calientes, hay que tomar
medidas extremas. Para atajar el mal que produce
la filoxera se pensó en sulfatar las plantas
atacadas, se recurrió al agua de cal, se
inventaron otros remedios; pero todo ello no
sirvió de nada, porque una sola planta atacada
(**Es12.406**))
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