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os repugna, hacedlo igualmente, hacedlo de buena
gana, pensando que con esto ganaréis el amor de
Nuestro Señor Jesucristo y un premio eterno en el
cielo.
Tenga, además, cada uno un ejemplar de las
Reglas; leedlas, estudiadlas y sean ellas como
nuestro código, al que nos empeñemos en ajustar
totalmente nuestra vida.
De todas las Reglas obsérvense sobre todo las
prácticas de piedad y de éstas, como recuerdo
especial, deseo que se introduzca y se haga bien
cuanto se refiere al ejercicio de la buena muerte.
Puedo aseguraros que quien hace bien este
ejercicio mensual, puede estar tranquilo en cuanto
a la salvación de su alma y seguro de caminar
siempre por la verdadera senda de la propia
vocación. Ocurrirá a algunos que no pueden
encontrar un día libre de ocupaciones; no importa,
hagan solamente lo que es estrictamente necesario
para cumplir su oficio; pero no quede nadie sin
hallar en aquel día una media hora para pensar
seriamente en estos puntos:
1.° Si yo muriese en este momento, >>tengo
algún lío en la conciencia?
2.° >>Cuáles han sido mis defectos principales
en este mes?
3.° Comparando este mes con los anteriores,
>>cuál marchó mejor?
4.° Si muriese ahora, >>dejaría algún lío en mi
gestión o en mis oficios? >>No dejaría en apuros a
mis Superiores en lo tocante a lo que poseo y en
las gestiones materiales que me conciernen?
Al hacer estas consideraciones, procurad
arreglar verdaderamente cuantos inconvenientes
podáis encontrar.
Todavía un pensamiento respecto a las dudas que
alguno pudiera tener sobre su vocación. >>Estoy
realmente llamado a esta Congregación? >>Estoy
completamente seguro de que la vida que he
abrazado es verdaderamente la que Dios pide de mí?
Ante todo os digo, y tenedlo siempre muy
presente, que nunca acepté a ninguno que no me
constara con toda seguridad que era llamado a esta
forma de vida por el Señor.
Además, pensad: opino que el hecho de haber
venido todos vosotros aquí para reuniros en Lanzo,
de una y de otra parte, venciendo obstáculos de
diverso género, dejando vuestras ocupaciones, y la
ocasión especial de encontraros en este momento
aquí, esto sólo, creo yo que es una verdadera
señal de que Dios os llama para abrazar este
estado. En este momento, no temo, en absoluto,
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deciros que todos los que estáis aquí, todos sois
llamados por el Señor; sólo falta que
correspondáis, aplicándoos con toda el alma a
observar las Reglas. íAh, sí! Yo contestaría a
cada uno lo mismo que el Salvador contestaba a
aquel tal: Si vis ad vitam ingredi, serva
mandata... Hoc fac et vives (Lucas, X, 28).
...Hoc fac et vives. Observa las Reglas. Pero,
>>qué más? Haz esto y vivirás. >>Sabéis cuándo
empieza a ser dudosa la vocación? Comenzaréis a
tener dudas cuando empecéis a contravenir las
Reglas. Entonces, sí que vendrán las dudas, y, si
se sigue faltando a las Reglas, se corre grave
peligro de perder la vocación.
Animo, pues; observancia exacta de nuestras
Reglas; y sea éste el recuerdo que ponga el sello
a todos los otros, a los que al paso os fue
sugiriendo el buen Predicador, a los que os
sugirió vuestra piedad en las meditaciones, en los
exámenes de conciencia, en la santa comunión; y
también a cuanto yo os he sugerido en esta misma
conferencia; y ívivid felices!
La segunda tanda de ejercicios se entristeció
con una trágica desgracia. Mientras estaban los
ejercitantes en la capilla del colegio pendientes
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