((**Es12.391**)
Y así repasar las prácticas de piedad ((**It12.460**)) y
notar especialmente si hubo tibieza ordinaria, de
modo que se hayan hecho las prácticas de piedad
sin fervor. Hágase siempre este examen más corto o
más largo.
Como hay algunos que tienen ocupaciones de las
que no pueden eximirse en ningún día del mes,
éstos podrán dedicarse a ellas; pero procuren de
veras todos y cada uno llevar a cabo en este día
estas consideraciones y hacer propósitos buenos y
prácticos. Un pequeño pensamiento más.
El Señor dio la ley y dijo: Fac hoc et vives;
haz esto y vivirás. También yo os digo: tenéis las
Reglas, es el Señor quien nos las ha dado;
observémoslas y viviremos. Estúdielas cada uno y
busque al mismo tiempo la manera de llevarlas a la
práctica. Cada cual, por cuanto le corresponde,
superior o inferior, sacerdote o coadjutor, todos
esmérense por cumplirlas. íQué alegría, qué
consuelo nos traerá el pensamiento de haberlas
observado cuando estemos a punto de morir! Estad
seguros de que nuestra esperanza, como decíamos,
no quedará frustrada. El Señor es fiel a sus
promesas, y nos dará todo lo que nos prometió e
hizo objeto de nuestras esperanzas. Más aún; El es
todo bondad y misericordia y nos dará mucho más de
cuanto podemos imaginar.
Animémonos, pues. Si hay algo que sufrir y
soportar para cumplir lo que nos manda el Señor,
no demos marcha atrás. El sabrá muy bien
recompensar cada uno de nuestros esfuerzos, nos
contentará, en el tiempo y en la eternidad, con un
premio que supera toda expectación.
Al terminar el sermón se cantó el Veni Creator,
y los profesos renovaron sus votos ante Jesús
Sacramentado expuesto en el altar. Para ello subió
don Miguel Rúa al púlpito, recitó con los
presentes las letanías de la Santísima Virgen, un
padrenuestro, avemaría y gloriapatri en honor de
san Francisco de Sales, y después leyó en alta voz
la fórmula que los demás repetían. El canto del Te
Deum y la bendición con el Santísimo pusieron
término a la función y a los ejercicios.
Se alegró la comida del mediodía con algo más
de lo acostumbrado y acto seguido tuvo lugar la
despedida; es decir, partieron enseguida los
hermanos de los colegios del Piamonte, mientras
que los de Liguria, por razones obvias, durmieron
todavía una noche en Lanzo. Anota don Julio
Barberis que del principio al fin todo procedió
con gran <>.
La segunda tanda duró algo menos, del 21 al 28
de septiembre. Tomaron parte en ella casi
doscientos cincuenta ejercitantes, la mayoría
novicios o aspirantes. Hubo un solo predicador:
((**It12.461**)) el
padre Gaspar Olmi, misionero apostólico muy
conocido y apreciado especialmente en el norte de
Italia por su virtud, su celo y su eficaz
oratoria. Dice don José Lazzero en su microscópica
croniquilla que <>.
Veinte días antes el Siervo de Dios había
enviado una cartita impresa, concebida de modo que
sirviese de aviso a los socios que tenían
(**Es12.391**))
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