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es una mala costumbre y debe quitarse. Empecemos,
pues, por quitarla de entre nosotros; cuando sea
el momento de estar sentados, sentarse con
compostura; cuando sea hora de estar arrodillados,
arrodillarse como es debido, con el cuerpo
derecho, sin apoyarse lo más mínimo por detrás; y
valga mi aviso para ahora, valga para los años
venideros, valga también para los Directores de
los colegios, a fin de que introduzcan esta buena
costumbre de estar en la iglesia, donde por un
casual no existiese. Creedme: la compostura
exterior del cuerpo ayudará mucho para el
recogimiento interior.
((**It12.447**)) 3.¦
noche. No adquirir costumbres malas o
indiferentes, pero dañosas.
-Un detalle que quiero recomendaros esta noche
es que os abstengáis de toda costumbre. Digo
costumbre, mas no para indicar las buenas maneras
o las prácticas religiosas que cada cual suele
hacer; éstas son cosas muy buenas; y más aún,
esfuércese cada uno por adquirir muchos buenos
hábitos, porque de esta manera podrá practicar la
virtud mucho más fácilmente. Quiero hablar de toda
costumbre mala o indiferente, pero de alguna
manera dañosa.
Habrá uno, por ejemplo, que tenga la costumbre
de no levantarse a la hora o que, cuando menos,
diga:
-Como tardo muy poco en vestirme, dormitaré el
primer cuarto de hora, y el segundo me da tiempo
para todo.
No, esto no es una buena costumbre; si uno cede
a ella, a menudo encontrará serios daños.
Otro tiene el hábito de fumar. Es necesario
abstenerse en absoluto de esto, porque es muy malo
para la salud del cuerpo y, salvo que uno sea
extremadamente grueso, los demás no podrían
resistir sin ser atacados de vez en cuando por una
terrible inflamación de intestinos.
Otro tiene el hábito de tomar rapé; costumbre
también muy perjudicial y peligrosa. Conozco a un
señor que sólo en tabaco gasta más de tres liras
cada día. Y esta costumbre se adquiere casi sin
darse cuenta. Se toma un poco aquí, un poco allá,
ahora de éste y después de aquél. Se empieza por
meter el meñique en la tabacalera y luego,
bromeando se acerca el índice a la nariz; después
se toma un poquito de rapé con el índice, se
aspira delicadamente con la nariz y con eso se
tiene suficiente; más tarde se toma un poquito con
dos dedos; luego, por motivos fáciles, se compran
cinco céntimos y, no teniendo la tabaquera, se
guarda el rapé en un pedazo de papel y se dice:
-Cinco céntimos de tabaco me duran tres meses.
Luego se añade: -Vaya, mejor que guardarlo en un
papel será hacerme con una tabaquera; me durará
más tiempo y se conservará más fresco. Y así
después se contrae la mala costumbre y ya no puede
uno prescindir del rapé. Por tanto absténgase
también de tomar rapé quien no tenga verdadera
necesidad de él. Si hay alguno, a quien el médico
se lo prescriba, por creerlo útil contra el dolor
de cabeza o contra la inflamación de los ojos,
pase; pero no se haga tal por otros motivos.
Dígase lo mismo del café, de ciertas bebidas,
etc.
Por desgracia, mirad, tenemos ya diversos
hábitos que obligatoriamente debemos satisfacer.
No tomemos más por nuestra cuenta, no nos creemos
necesidades. Sería buena cosa, qué duda cabe,
tener la costumbre de no dormir, de no comer.
íCuánto mejor lo pasaríamos! íCuántas molestias
menos! íCuánto más trabajo se podría hacer!
>>Pero, qué queréis? No podemos privarnos de ello.
Pero sí podríamos prescindir de dormir demasiado,
o fuera de hora, de comer o beber a cada
momento...
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