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después, accediendo al deseo de los suyos, fue a
respirar los aires de la tierra natal. Allí reunía
a los muchachos del pueblo y de los alrededores
para enseñarles la doctrina cristiana, y no dejó
de hacerlo hasta que la enfermedad le obligó a
guardar cama. Don Bosco, que le quería tiernamente
y no podía visitarlo en persona, le envió a don
Miguel Rúa. Expiró en la mañana de la Natividad de
María Santísima. Unos días antes le preguntó el
Párroco si le asustaba la muerte y contestó:
-<> 1.
Acababa de pasar el umbral de los veinte años
de edad.
De los dos sacerdotes, que la muerte arrebató a
la Congregación en 1876, uno fue don José
Giulitto, que había crecido en el Oratorio, donde
ingresó en 1866 a los doce años cumplidos. Tenemos
una breve biografía suya sacada probablemente de
la oración fúnebre, publicada por don Juan Bonetti
en las Lecturas Católicas y precedida de un
prologuito del clérigo Carlos Cays 2, el cual hace
la presentación del finado en estos términos:
<>.
Había nacido en Solero, ayuntamiento del
distrito de Alessandria. Lo había recomendado a
don Bosco la marquesa Emilia Imperiali de Solero.
Cursó el bachillerato de sólo cuatro años,
dejándose guiar dócilmente por el Siervo de Dios.
Brilló en él una pureza angelical, y se le
hicieron doradas proposiciones para que
prosiguiera los ((**It12.438**))
estudios en el seminario; pero él no se resignó a
separarse de don Bosco.
Tuvo que separarse materialmente, un año
después, del padre de su alma, porque éste lo
envió como maestro al colegio de Borgo San
Martino. A los pocos días de llegar allí, contrajo
amistad con el clérigo Luis Nai, a quien rogó que
fuera su monitor secreto y le advirtiera cualquier
defecto o falta que descubriese en su conducta.
Don Luis Nai, que nos refiere hoy este rasgo
edificante, recuerda también la
1 Carta del párroco don Pedro Botta a don
Bosco, 8 de septiembre de 1876.
2 Esta biografía salió como apéndice al
fascículo trescientos tres, año 1878, titulado:
Los últimos días y horas de Pío IX. El conde Cays,
clérigo salesiano y estudiante de teología
entonces, fungía de secretario en la dirección de
las Lecturas Católicas.
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