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CAPITULO XV
SALESIANOS DIFUNTOS DURANTE EL AÑO
1876
NO creemos salir de nuestro cometido si hablamos
en estas Memorias de los salesianos difuntos
durante el año 1876. En efecto, quién más, quién
menos, todos ellos vivieron en relación con don
Bosco, de suerte que no es posible hablar de
ninguno de ellos sin encontrarse con el Siervo de
Dios. Además, los datos que hemos podido acumular
de su vida nos proporcionan un precioso material
para formarnos un juicio exacto del espíritu, que
entonces reinaba entre los miembros de la
Congregación y que en buena parte era el espíritu
de don Bosco, pues no hay que olvidar que en aquel
tiempo don Bosco no había cedido todavía su capa a
ningún Eliseo. Se ha visto, además,
suficientemente en las páginas anteriores que él
seguía siendo en su creciente familia el gran
animador, y que todos recibían su inspiración o
impulso directa o indirectamente. Estas son las
razones por las que no nos parece tiempo perdido
detenernos un ratito hablando de tres clérigos y
dos sacerdotes salesianos, llamados por Dios a la
eternidad aquel año.
Los tres clérigos procedían de nuestros
colegios, donde habían terminado sus cinco cursos
de bachillerato. El primero, Santiago Piacentino,
natural de Rochetta T…naro, hizo los estudios en
Lanzo donde tomó la sotana en 1870, a los
dieciocho años de edad. En aquellos primeros
tiempos don Bosco tomaba clérigos ya maduros y
capacitados, para enviarlos poco después de la
imposición de sotana ((**It12.433**)) a las
casas, y los ponía al cuidado de los Directores
locales, para que, al mismo tiempo que los
ocupaban en algo, los ayudasen a hacer el
noviciado y los estudios. Pero él no los perdía de
vista, sino que actuaba de modo que se sintiesen
siempre bajo su saludable influjo. Así Piacentino
fue enviado casi enseguida a Borgo, como
asistente, el primer año, y el segundo como
maestro de la tercera clase elemental; después,
fue enviado al Oratorio, donde permaneció hasta el
último de sus días como asistente de los
aprendices. A su ingeniosa actividad se debió que
en 1876 los aprendices estuviesen en condiciones
de rivalizar con
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