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((**Es12.359**) el Arcipreste bendijo el tren y, sacerdote docto y piadoso como era, pronunció unas breves, pero elocuentes y santas palabras. ((**It12.420**)) El clero se retiró. Los soldados, subiendo hacia el pueblo, escoltaban al cortejo, que avanzaba ordenadamente bajo un majestuoso arco triunfal. Abría la larga fila un escuadrón de carabineros a caballo, seguido de un pelotón de carabineros a pie. A continuación, la banda de música del pueblo y el alcalde iban delante del grupo de los tres Ministros, a los que seguían el Gobernador de la Provincia y el Alcalde de Turín y después los concejales del ayuntamiento, senadores, diputados, periodistas y todo un ejército de personalidades llegadas incluso de partes lejanas de Italia. La cabeza del cortejo se paró ante el hospital, entraron en él los Ministros y estuvieron unos cinco minutos; después la marcha siguió adelante. En la plaza de San Pedro, atestada de gente, el arcipreste aguardaba al representante del Rey bajo un dosel con los alumnos de su colonia agrícola, el asilo infantil, el hospicio de las niñas y el colegio femenino. Después de un saludo que duró breves momentos, se llegó a la puerta principal del colegio. La banda municipal seguía tocando; pero, al oír el redoble del tambor de la banda salesiana, paró al instante. Entonces ésta, que esperaba a la entrada del instituto, entonó la marcha real. Los carabineros de a caballo se situaron a uno y otro lado de la puerta; y los de a pie entraron y formaron escolta. Nuestros músicos se trasladaron rápidamente al patio. Don Bosco y don Juan Bautista Lemoyne, de capa, esperaban en el umbral. Zanardelli, al entrar, se volvió a don Bosco y le preguntó: -Perdone, Señor, >>está don Bosco? -Aquí me tiene, para servirle, respondió don Bosco. Y siguieron al instante las recíprocas reverencias y apretones de manos con los Ministros. Sus Excelencias se mantenían algo entonados. Entraron en el atrio. Los jóvenes de uniforme, ordenados en cuatro grupos, se extendían de un extremo al otro del patio, alineados en doble fila y de espaldas a los pórticos. Entre los dos grupos del centro abríase el paso. A una orden del maestro de gimnasia todos los muchachos se quitaron la gorra y dieron ((**It12.421**)) un estentóreo viva. Los Ministros saludaron y pasaron a los pórticos. El conjunto ofrecía un aspecto tan bello, que todos prorrumpieron unánimes en un íoh! de admiración. Las autoridades del pueblo se apresuraron al momento a buscar al Director, estrecharon su mano y le dieron las gracias por cuanto había hecho por el honor de Lanzo. Los ojos de todos miraban embelesados el ramo de flores. Mientras tanto, el maestro de gimnasia había ordenado a losjóvenes <<ímedia vuelta.!>> y los cuatro grupos (**Es12.359**))
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