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En aquella circunstancia visito don Bosco el
pueblo de Lu, en donde un santo párroco difundía
las Lecturas Católicas y el Siervo de Dios era muy
conocido. A primeros del mes una joven madre de
familia, Isabel Grossetti, desahuciada ya por los
famosos médicos llamados a consulta desde la
ciudad, después de recurrir a María Auxiliadora y
a las oraciones de don Bosco, entrada ya en
agonía, con estupor de todos había vuelto de la
muerte a la vida 1. Por consiguiente, don Bosco
fue recibido con entusiasmo y algunas familias se
disputaron el honor de ofrecerle hospedaje; pero
él había prometido ir a comer a casa de los Rota.
Entonces las mismas familias, puestas de acuerdo
entre sí, enviaron cada una un plato preparado en
su propia casa.
Lo mismo que había hecho en Borgo S. Martino,
lo repitió en Lanzo: avisó de antemano con una
carta y después dio audiencia particular a los
<>, esto es, a los alumnos del cuarto y
quinto curso del bachillerato. Esto fue el 26 de
junio; las memorias del tiempo quedaron mudas
sobre lo demás.
El colegio de Valsálice logra también que este
año se hable de él por un incidente ocurrido en la
fiesta de san Luis. El Director invitó a monseñor
Manacorda, Obispo de Fossano, para celebrar en el
colegio las funciones solemnes. Nada más
enterarse, el Arzobispo de Turín mandó a su
secretario que escribiera una carta de reprobación
a don Francisco Dalmazzo, ((**It12.417**))
invitándole a dar explicaciones y pedir disculpa
por la infracción de las leyes canónicas. Don
Francisco Dalmazzo informó de ello inmediatamente
al Obispo, expresándole su propio pesar de que
ello hubiese acarreado a Su Excelencia algún
disgusto. Monseñor Manacorda, que era un hombre de
gran sinceridad, se apresuró a asegurarlo contra
cualquier eventualidad, pues él se sentía en su
buen derecho; a cuyo propósito le citaba la
autoridad de grandes canonistas y la autorización,
que los Obispos subalpinos se habían concedido
recíprocamente, para pontificar libremente en las
diócesis de los otros 2. No conocemos ulteriores
consecuencias del hecho. Esto sucedió cuando se
discutía acaloradamente la gran cuestión sobre el
manual de los Cooperadores Salesianos 3.
Y ahora volvamos a Lanzo en razón de un
acontecimiento que tuvo su momento de celebridad,
como veremos en el resto de este capítulo y
también más adelante.
1 J. B. LEMOYNE. El Arca de la alianza, pág.
11; S. Pier d'Arena Tip. Sal. 1879. Por esta
relación sabemos que el Beato encontró y bendijo a
la agraciada sólo en el agosto siguiente, durante
una segunda visita a Lu, de la cual ignoramos más
detalles.
2 Véase Apéndice, doc. 40.
3 Véase Volumen XI, pág. 73.
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