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rigor los escritos, cuando sus opiniones fueran o
parecieran contrarias a las doctrinas rosminianas.
Hay dos disposiciones arzobispales del 27 y 28
de junio, por las que ((**It12.413**)) el
Ordinario nombra a dos delegados para revisar los
fascículos de las Lecturas Católicas y de la
Biblioteca de los clásicos italianos;
pero su estilo se sale un poco de las formas
acostumbradas. Y puesto que el tema nos lleva a
ello, añadiremos aquí que, desde el mes de abril,
don Bosco había obtenido de Roma la facultad para
permitir a sus religiosos la lectura de los libros
prohibidos, en la medida en que le pareciese
conveniente 1.
Desde el traslado de Marassi a San Pier
d'Arena, el hospicio progresaba de día en día; de
los cuarenta alumnos había pasado ya a los
doscientos. Nadie hubiera esperado tanto pocos
años antes. Nadie, excepto don Bosco y quien le
ayudaba más de cerca. En una de sus visitas
estaban sentados a la mesa a su alrededor algunos
bienhechores; uno se hizo lenguas de tan feliz
incremento y el Siervo de Dios salió con esta
solemne afirmación:
-Los alumnos aumentarán, y un día llegarán a
trescientos y cuatrocientos y más todavía. Esta
casa no será inferior al Oratorio de Turín por su
número de alumnos y por su importancia.
De los cuatro días que don Bosco pasó en San
Pier d'Arena no nos quedan más que dos ligeros
recuerdos de las dos cartitas, que escribió a
Lanzo y a Turín. Escribió a Lemoyne sobre un
asunto del que tratará la mayor parte de este
capítulo.
Queridísimo Lemoyne:
Haz en hora buena todo lo que tú sabes para la
fiesta del ferrocarril. Espero que no habrá la
octava de las elecciones municipales 2.
Entiéndetelas con Turín respecto a la banda de
música, siempre y cuando invite el Ayuntamiento.
Si para aquella fecha estoy en Turín, iré con
mucho gusto.
Te envío una carta de monseñor Ceccarelli, que
acabo de recibir. También escribe otra muy
preciosa y larga don Juan Cagliero 3.
Te ruego saludes a don Julio Barberis y digas a
los novicios 4 y a todos ((**It12.414**)) los
salesianos que dos caciques o jefes de tribu de la
Patagonia han pedido formalmente a don Juan
Cagliero, que envíe allá a los misioneros
salesianos, que serán muy bien recibidos. Don Juan
Cagliero trata con el Gobierno este importantísimo
asunto. Parece
1 Véase Apéndice, doc. 37 y 38.
2 Alusión a las eventuales consecuencias de
desórdenes acaecidos en las últimas elecciones
municipales por el choque entre contrarias
tendencias políticas.
3 Para la primera, véase Apéndice, doc. 39. La
otra no hemos podido encontrarla.
4 Don Julio Barberis había acompañado a Lanzo a
los novicios ya próximos a acabar el noviciado.
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