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volvió más. En efecto, pasó otros cuatro años en
Borgo San Martino, libre definitivamente de
semejantes molestias.
Entre las cosas de familia tienen una parte
eminente los tesoros espirituales. Durante el mes
de septiembre la familia religiosa del beato don
Bosco había recibido dos Breves pontificios que la
enriquecían con favores espirituales. El primero
disponía que ciertas facultades concedidas a la
casa principal se extendieran a todas las casas de
la Congregación: de acuerdo con ellas se podían,
pues, erigir oratorios privados para los socios
salesianos y para todos los que de alguna manera
perteneciesen a estas casas, y en cualquier
solemnidad del año se podría cumplir en ellos el
precepto eclesiástico. El segundo concedía a todas
las iglesias y oratorios de la Congregación la
facultad de celebrar la santa misa y administrar
la sagrada eucaristía a todos los fieles, exponer
y predicar la palabra de Dios, dar la catequesis a
los niños, guardar el Santísimo Sacramento,
exponerlo solemnemente a la adoración de los
fieles y dar con él la santa bendición. Estas
facultades ya habían sido concedidas al Siervo de
Dios para sus oratorios de Turín por ((**It12.405**))
monseñor Fransoni y monseñor Riccardi; pero los
dos Breves pontificios extendían los mismos
favores a todas las casas de don Bosco en
cualquier diócesis que se estableciesen. De esta
manera iba don Bosco obteniendo poco a poco
aquellos privilegios que no había podido alcanzar
de otra manera, según hemos expuesto ampliamente
en el 1 undécimo volumen.
1 Véase Apéndice, doc. 35 y 36.
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