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días de descanso y no de ocio, ordenó que se les
dieran algunas clases y se les asignaran ligeras
ocupaciones compatibles con el deseado alivio. La
siguiente carta, escrita por don Julio Barberis a
don Juan Bautista Lemoyne, director de aquel
colegio, contiene su precisa voluntad con respecto
a la cuestión.
Muy Rvdo. Director:
Me encarga don Bosco que le escriba lo que
expongo a continuación, respecto a las vacaciones
de nuestros clérigos en Lanzo. Ruego a V. S. que
lea estas disposiciones a dichos clérigos
reunidos.
1.¦ Así como para que una casa sea ordenada,
hace falta que haya quien mande y quien obedezca,
así don Bosco establece que el Director del
colegio sea quien tenga también la alta dirección
de dichos clérigos y de las disposiciones a tomar
por lo que toca a las vacaciones.
((**It12.386**)) 2.° El
encargado particularmente de la ejecución de todo
será el profesor don Francisco Rossi, del que
dependerá cada uno en todo. El, por su parte,
procurará estar siempre con los que pasan las
vacaciones. Don Bosco cree que lo podrá hacer, ya
que ha terminado sus clases 1.
3.° Para que, como es de desear, el descanso
del cuerpo no sea nocivo para el alma, sino que,
al contrario, al cobrar nuevo vigor el cuerpo
pueda también adquirirlo el alma, háganse siempre
en común nuestras acostumbras prácticas de piedad
en las horas más oportunas.
4.° Además, a fin de que todos tengan un
estímulo para estar totalmente sometidos y para
cumplir exactamente las prácticas de piedad, se
encarga a don Francisco Rossi que califique
diariamente la conducta de cada uno en particular
y que envíe cada día una nota a don Bosco.
Tengan todos mucho empeño por ser lux mundi et
sal terrae. No haya un solo momento en nuestra
vida sin recordar prácticamente el precepto que
nuestro Divino Maestro daba a los sacerdotes y a
todos los que aspiran al sacerdocio. Procúrese,
por el contrario, que nuestra lámpara irradie cada
vez más luz, de modo que dé esplendor e ilumine
bien la casa en que nos encontramos. Hágase de
modo que nuestra sal sea cada vez más sazonadora y
cobre cada vez más fuerza para dar sabor y
preservar de la corrupción a los que nos rodean.
Esto es, muy reverendo señor Director, lo que
nuestro querido padre don Bosco me encargó le
escribiera. Yo lo hago con toda solicitud y mucho
gusto, pues no hay nada que me interese tanto como
obedecer inmediatamente al que es para mí y para
todos nosotros el representante del mismo Dios.
Tenga a bien, Señor Director, creerme
De V. S. Ilma y muy Rvda.
Su s. s. y
hermano en Jesucristo
JULIO BARBERIS, Pbro.
Turín, 17 de agosto de 1876.
1 Don Francisco Rossi era el consejero
escolástico en Lanzo.
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