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en ella la templanza. Creo que dentro de unos
cincuenta años contará con diez mil socios.
íPero!... Veo también una tendencia tan
pronunciada a la comodidad, que me asusta. Cuando
comencé a fundar los Oratorios y la Congregación,
me encontraba solo; y, sin embargo, se llegaba a
todo. Ahora se divide y subdivide el trabajo.
Desde luego, el trabajo ha aumentado inmensamente
y el que echa manos a la obra es, las más de las
veces, joven e inexperto todavía y de ordinario
tiene que estudiar, pues aún tiene que dar el
examen de confesión... íPero veo esa tendencia!
También es cierta otra cosa; mientras vivan los
que convivieron largo tiempo con don Bosco y
vieron estos tiempos de la Congregación, las cosas
marcharán bien. Después... pongamos nuestra
confianza en el Señor.
-Tres son las causas que echan abajo a las
Congregaciones. La primera es la que acabamos de
mencionar, el ocio, el poco trabajo. íEs realmente
necesario que nos impongamos trabajos superiores a
nuestras fuerzas, y así puede ser que se llegue a
hacer todo lo que se puede!
-La segunda causa es la exquisitez o abundancia
de manjares y bebidas. íAy de nosotros, si se
introdujese la costumbre de tener en la propia
celda la botella, el licor, el bizcochito, el
pastel!... íAy, si se comenzara en la mesa a
querer esto, a buscar aquello! Por ese camino ya
se ha andado mucho y esto me hace temer bastante.
Se comienza por decir: -No debe faltar lo
necesario. Después: -Convendría esto o aquello,
porque siempre tenemos forasteros en la mesa. Se
da ahora un pasito, luego otro, especialmente con
respecto al vino. Se comprende que, después de
haber comido y bebido bien, ((**It12.384**)) se
necesita descansar. Descansará el cuerpo, pero no
la imaginación, y las pasiones irán cobrando
fuerza...
-La tercera causa de la ruina puede llamarse
egoísmo, espíritu de reforma, o murmuración, para
mí es lo mismo. Cuando el inferior mira con malos
ojos lo que hace el Superior, entonces se queja,
sugiere hacer de otro modo, quiere que se tomen
disposiciones como a él le gustan... Y digo
inferior, mas no para indicar un novicio o quien
no interviene en los asuntos, sino que quiero
aludir a superiores subalternos. No olvidéis que,
si se introduce entre nosotros un poco de
división, la Congregación ya no marchará bien.
Unidos, formando un solo corazón, se hará un
trabajo diez veces mayor y se trabajará mejor.
Cuando el Beato estimulaba al trabajo, no
olvidaba la necesidad del descanso en los suyos. A
mediados de agosto volvieron al Oratorio catorce
clérigos que habían ido a Pinerolo a examinarse de
magisterio,
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