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((**Es12.326**) tener un autógrafo de don Bosco y guardarlo como reliquia. Don Miguel Rúa casi de golpe le respondió: ->>Qué dices ahora? >>No sabes que el más pequeño escrito de don Bosco se conserva celosamente en los archivos de la Congregación? íCuánto más éste, que viene a ser como el código de la vida salesiana! Comprendió Vespignani lo inoportuno de la petición y a la par la gran veneración del superior por el Siervo de Dios. La piedad y la oración santificaban el trabajo en el despacho de don Miguel Rúa. Nada más entrar, rezaba él juntamente con los secretarios ((**It12.381**)) el Actiones y el Avemaría, y después leía un pensamiento de san Francisco de Sales; al llegar la hora de salir, leía otra máxima del Santo y rezaba el Agimus con el Avemaría. En conclusión, aquel despacho era una escuela verdadera de todas las virtudes, cátedra de doctrina y santidad, palestra de formación salesiana. Pero, lo mismo dentro que fuera del despacho, don Miguel Rúa era siempre el hombre que hacía las cosas a la perfección; éste era el sentimiento y el juicio de cuantos tenían la fortuna de vivir en más íntimo contacto con él. De ahí que, el tantas veces mencionado padre Vespignani, que se encontraba en aquel entonces en condiciones de observarle de cerca de la mañana a la noche, haya podido escribir de él: <>. Así era el alter ego (otro yo), que el Siervo de Dios se había buscado y que la Providencia destinaba a ser su primer sucesor 1. La actividad de don Bosco y de su fiel imitador, que así valoraban sus exhortaciones orales, electrizaba al personal; en agosto y con el calor de Turín, los profesores, casi agotados de cansancio, no abandonaban la cátedra. El médico pregonaba la necesidad de los baños; pero don Bosco no oía por aquel oído; es más, cuando algunos del colegio de Varazze, que está a cuatro pasos del mar, pidieron con insistencia que se les permitiese tomar aquel refrigerio, don Bosco contestó que no. Se trabajaba y se trabajaba sin descanso y también se hablaba de esta laboriosidad. El día 14 de agosto, después de cenar, se entabló una discusión sobre el tema, de si era verdad que el trabajo mataba 1 Fuentes principales de estas noticias en torno a don Miguel Rúa son la mencionada obrita de don José Vespignani y una breve relación manuscrita del mismo. (**Es12.326**))
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