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((**Es12.314**) La natural inquietud de los muchachos ante la inminente salida a sus casas deja sentir sus efectos también en las practicas de piedad. Las <> del 25 de agosto tienden, sin decirlo, a evitarlo de algún modo, tanto mas cuanto que los recién llegados podían recibir de ello mal ejemplo. Habló, pues, así: Quiero advertir, lo mismo a los antiguos en la casa que a los nuevos, que hay que hacer bien el primer acto de nuestra santa religión, que es la señal de la Santa Cruz. Algunos parece que espantan moscas, otros no llevan la mano de un hombro al otro, otros trazan una línea de la frente al pecho. No es así como se debe hacer. Hay que llevar primero la mano derecha hasta la frente y tocarla con la punta de los dedos, diciendo: En el nombre del Padre; luego al pecho, diciendo: Y del Hijo; y después se lleva al hombro izquierdo y de éste al derecho, diciendo: Y del Espíritu Santo. Y juntando después las dos manos se dice: Amén o Así sea. Debo, además, advertiros que os esmeréis en rezar bien las oraciones y que se recen en tono uniforme. Quiero decir que sigan las oraciones en el mismo tono de voz del que comenzó. Mañana empezaremos a dar algunos avisos para las vacaciones. Sé que hay algunos que han determinado quedarse aquí, pero sé también que hay otros ((**It12.366**)) que están ansiando el momento de salir. Así pues, mañana nos hablaremos. Por hoy me limito a desearos una buena noche. Por fin, el 31 de agosto hubo la distribución de premios a los estudiantes; por primera vez recibieron los músicos un premio especial. Pronunció el discurso don Francisco Dalmazzo, director de Valsalice. Se presentaron también los premiados del quinto curso que, después de la ausencia de un mes, fueron todos a confesarse con don Bosco. Dispuso éste que aquel mismo día se hiciera el ejercicio de la buena muerte. Al día siguiente, día de la partida, hubo una edificante comunión general, <>, dice la crónica, para que los acompañase durante el viaje. Después de la misa se presentó don Bosco ante la balaustrada del altar para dar la paternal despedida a sus queridos hijos con las siguientes palabras: No quiero predicaros un sermón; sólo quiero daros unos avisos, que os deberán acompañar durante las vacaciones y que os servirán de mucho provecho, si los ponéis en práctica. No quiero tomar posición contra vosotros para apartaros de las vacaciones, no; al contrario, éstas son el premio de vuestro trabajo. Como el caminante rendido por el largo viaje toma un poco de descanso para reemprender el viaje con más vigor, así también vosotros vais a vuestras casas para descansar de las fatigas del año y cobrar aliento para nuevos estudios. íQuiera Dios que este descanso no acarree funestas consecuencias a ninguno de vosotros! Mucho me lo temo y por eso quiero daros algunos avisos. Los compendio todos en esta sentencia: Diverte a malo et fac bonum. Diverte a malo, aléjate de todo lo que puede perjudicar a tu alma; et fac bonum, y obra el bien. >>Y creéis vosotros (**Es12.314**))
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