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donantes; atribuyó después las alabanzas que le
habían prodigado a la ayuda del Señor, al buen
corazón de los muchachos y a la cooperación de sus
sacerdotes; describió el dilatado campo de acción
que la Providencia había abierto a los salesianos
en los últimos tiempos y el nuevo campo mucho más
amplio que estaba para abrir en las verdaderas
misiones entre los salvajes de la Patagonia,
próxima a ser erigida en Prefectura Apostólica;
después habló de la India, donde millones y
millones de criaturas tendían los brazos a los
salesianos y esperaban de ellos la luz del
Evangelio; ((**It12.348**)) y
añadió que también en Oceanía se les abrirían a
los salesianos nuevos horizontes. Y luego,
animando a los jóvenes a que se mantuvieran firmes
en su vocación, empezó a hablar de la salvación de
las almas con un timbre de voz tan enérgico y con
tanta fuerza de expresión, que emocionó y
entusiasmó a todos los presentes. Cerró su
discurso diciendo:
-íAnimo! El próximo año vendrá con sus espinas,
pero vendrá también con sus preciosas rosas; no
faltarán las lágrimas, pero tampoco faltarán la
alegría y la sonrisa.
Los jóvenes, y no solamente ellos, esperaban
con ansiedad el relato del sueño; don Bosco
mantuvo su promesa, pero con un día de retraso, en
las buenas noches del 30 de junio, festividad del
Corpus Christi.
Comenzó de esta manera:
<(**Es12.299**))
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