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CAPITULO XII
LA VIDA EN EL ORATORIO
DESDE LOS EJERCICIOS ESPIRITUALES
HASTA EL FIN DE CURSO
AÑO tras año va reduciendo la muerte el exiguo
número de los que vivieron la vida del antiguo
Oratorio, cuando el Beato don Bosco regía
personalmente sus destinos. Resulta encantador oír
de labios de los supervivientes la narración
detallada de las cosas de aquellos tiempos, aunque
sea verdad que, oído uno, pueden darse por oídos
los demás, en cuanto a la sustancia de los hechos.
Vemos rejuvenecer a Salesianos y no salesianos, a
sacerdotes y seglares, cargados de años, cuando
recuerdan la felicidad, que entonces se gozaba en
la casa de don Bosco. No había en ella por cierto
las comodidades de hoy; pero >>quién pensaba en
ello? Reinaba allí la alegría, una alegría
templada por la piedad y el estudio, por la piedad
y el trabajo, bajo la mirada y la sonrisa paternal
de don Bosco, cuya bondad era como el sol, que
deja experimentar su influencia saludable por
todos los rincones. Cuando un muchacho nuevo ponía
los pies en el Oratorio, inmediatamente
experimentaba, digámoslo así, el encanto, que
parecía impregnar todo el ambiente.
Valga como muestra lo que nos contaba poco ha
el venerando don Luis Cartier, el salesiano cuya
vida transcurrió hasta la vejez en Niza, donde fue
muy admirado y querido. Llegó al Oratorio de
buenas a primeras sin saber ni jota de italiano y
se encontró allí como perdido. Pero he aquí que
don Bosco, en cuanto tuvo delante al muchacho, en
un abrir y cerrar de ojos se ganó su confianza con
la amabilidad del trato, y con las preguntas que
le hizo sobre su familia y sus cosas más queridas.
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Después, durante algún tiempo, hasta que no le fue
posible tratar fácilmente con todos, el pobrecito
muchacho subía cada día, y aún varias veces al
día, al cuarto de don Bosco, que invariablemente
lo recibía paternalmente y se entretenía con él,
preguntándole cosas y escuchándole.
En este capítulo hablaremos de la vida en el
Oratorio durante los tres meses del verano de
1876. Durante esta parte del año solía el Siervo
de Dios estar en el Oratorio con sus muchachos, ya
sea porque
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