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todas las instituciones, si para despachar todos
sus asuntos debía permanecer sin salir de la
habitación? Hacía un año que las Hijas de María
Auxiliadora residían a cuatro pasos del Oratorio;
y, sin embargo, aún no había ido a visitarlas ni
una sola vez.
La partida de los misioneros estaba fijada para
noviembre. Su número llegó por fin a los
veintitrés. Ocho de ellos tenían que abrir el
colegio de Villa Colón; dos iniciar el Hospicio
para muchachos pobres italianos en Buenos Aires;
dos dedicarse a los Oratorios en la misma capital;
dos unirse a los Hermanos que ((**It12.320**))
atendían la iglesia de la Misericordia; dos
encargarse del servicio de la parroquia de la
Boca; cuatro acudir en ayuda de los de San
Nicolás; los otros tres estar preparados para
intentar la toma de contacto con los salvajes de
las fronteras de la Patagonia en Carmen de
Patagones. Agobiado por tantas preocupaciones el
pobre don Bosco ya no podía más; <>, escribía el 19 de
noviembre a don Juan Cagliero.
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