((**Es12.264**)
Al presente tengo el honor de notificar a V. E.
que se abrieron con éxito algunas escuelas y se
atiende al servicio religioso de la Iglesia de los
Italianos en Buenos Aires.
Se abrió un colegio en San Nicolás de los
Arroyos, con alumnos internos y otros que, no
habiendo podido ser admitidos como pensionistas,
van a la escuela como externos.
Se abrirá también cuanto antes un hospicio para
muchachos más pobres que viven en aquella capital
y un colegio en Montevideo con el mismo fin que el
de San Nicolás.
Si place a V. E. podré tratar sobre las
providencias a tomar para el mantenimiento de
aquellas escuelas, el hospicio y colegios, cuando
haya enviado su relación el señor marqués de
Spínola.
En el estado actual de las cosas, solamente
suplico a V. E. que tenga a bien conceder un
socorro para sufragar los gastos de equipo y de
viaje para veinte socios salesianos, que deben
partir cuanto antes para ayudar a sus compañeros,
que lo piden encarecidamente, pues se ven en la
imposibilidad de atender el mucho y creciente
trabajo.
Abrigo viva confianza de que V. E. prestará su
eficaz apoyo a esta obra, que, a más de ser
nacional, va encaminada de una manera especial a
mejorar la clase más necesitada de la sociedad, a
los hijos de las familias italianas que están en
peligro.
Concédame el honor de poderme profesar con todo
aprecio
De V.E.
Su seguro servidor
JUAN BOSCO, Pbro.
El Beato envió este escrito al señor Malvano
para presentarlo al Ministro, acompañándolo con la
siguiente carta:
((**It12.307**))
Ilustrísimo señor Comendador:
Adelanto mi más cordial acción de gracias por
las muchas molestias, que le he causado, y
especialmente por los datos que me facilitó en
torno a la Patagonia y a los autores que tratan de
ella.
Sigo contando con el generoso ofrecimiento de
su válido apoyo, y me encomiendo a su bondad para
que se digne leer la instancia que le acompaño,
dirigida a S. E. el Ministro de Asuntos Exteriores
y la ponga bajo su valiosa protección para que
logre su efecto.
Es una empresa difícil, que no puede sostener
un particular, pero es necesaria y redunda en
favor de miles de familias italianas, que, a su
vuelta a la patria, tendrán hijos díscolos o bien
honrados ciudadanos, según la educación que se les
dé.
Sería también una gloria para Italia, si fuera
la primera de las naciones que cooperara
eficazmente a la civilización de Patagonia y de
los salvajes limítrofes.
Tenga a bien aceptar las oraciones de este
humilde sacerdote, que le desea felicidad y vida
dichosa, al tiempo que tiene el honor de poderse
profesar con gratitud,
De V. S. Ilma.
Turín, 12 de agosto de 1876.
Su seguro servidor
JUAN BOSCO, Pbro.
(**Es12.264**))
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