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La breve parada de los primeros misioneros en
Montevideo, guiados por don Juan Cagliero, produjo
sus frutos; las autoridades eclesiásticas de la
capital atesoraron las noticias que él les dio
sobre la Congregación; las noticias posteriores de
las fundaciones en Buenos Aires y en San Nicolás
les confirmaron su buen concepto de los
salesianos: y, por eso, ya en los primeros meses
de 1876, la Curia Episcopal de Montevideo empezó
sus negociaciones para llevar allí a los hijos de
don Bosco.
El Uruguay, recientemente separado de la
República Argentina, iba camino de constituirse en
Estado. La jerarquía eclesiástica estaba
representada allí por un simple Vicario Apostólico
en la persona de monseñor Vera, prelado muy
celoso, que trabajaba febrilmente para hacer
florecer en el país la religión católica, fundando
hospitales, orfanatos y escuelas. Se echaba muy de
menos la carencia absoluta de colegios para la
educación cristiana de la juventud, lo cual se
quiso remediar a través de los salesianos. Se vio
el cielo abierto ante la posibilidad que se
presentó de adquirir un inmueble magníficamente
situado, y como hecho expresamente para el fin
apetecido. Aquello pareció una disposición de la
Providencia, para conjurar la inminente amenaza de
que ((**It12.275**)) los
protestantes invadieran el campo, aprovechando los
medios de que suelen disponer.
Los hermanos Cornelio, Adolfo y Alejandro
Guerra habían fundado en 1868 una Villa o
población con el nombre de Villa Colón, o Ciudad
de Colón. Más tarde, en 1873, la población con sus
terrenos pasó a propiedad de la Sociedad Lezica,
Lamis y Fynn, en Montevideo, fundada en 1866 para
abastecer de agua potable a la capital; esta
empresa tuvo un éxito completo con la inauguración
del acueducto en 1871. Pero la situación económica
de la Sociedad quedó tan afectada con ocasión de
los trastornos políticos uruguayos de 1875, que
tuvo que liquidar sus bienes y disolverse.
En aquel entonces púsose en relación el señor
Fynn con monseñor Vera y con su secretario don
Rafael Yeregui, hermano del futuro primer
Arzobispo de Montevideo, y ofreció a don Juan
Cagliero, en nombre de la Sociedad, la iglesia
dedicada a Santa Rosa de Lima con el colegio
anejo, poniendo como condición que los salesianos
rigieran dicha iglesia y sostuvieran el
bachillerato elemental y superior en el colegio
mismo, según los reglamentos y programas de la Pía
Sociedad Salesiana 1. La cesión de los edificios y
terrenos se firmó el 24 de mayo de 1876; después
de lo cual el beato don Bosco buscó diez
salesianos
1 Véase Apéndice, doc. 22.
(**Es12.238**))
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