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((**Es12.234**) Acertó don Bosco al suponer que no encontraría dificultad alguna en Roma para la negociación de la apertura de un noviciado. No existía todavía una casa destinada a este fin, ni se podía improvisar; pero, mientras tanto, la actuación de los nuevos apóstoles despertaba simpatías por su estilo de vida religiosa y excitaba peticiones para hacerse salesianos. >>Se podría pretender que los postulantes vinieran a Europa para hacer aquí el noviciado? >>O había que dejar morir esos preciosos gérmenes de ((**It12.270**)) vocaciones? Este era el motivo que inducía a don Bosco a pedir la apertura de un noviciado, pero no designaba una casa determinada; él miraba más que nada a la facultad en sí misma, que le permitiera hacer el bien en espera de lo mejor y de lo óptimo. Se tiraría, pues, adelante durante algún tiempo, como se había hecho durante muchos años en el Oratorio, gracias a las excepcionales facultades concedidas por Pío IX al Fundador. Nos decía el venerando don Luis Cartier que, en sus tiempos, hacer el noviciado esencialmente quería decir confesarse con don Bosco y hablar a menudo con él. Lo cierto es que ningún maestro de novicios legalmente constituido había logrado nunca, por aquel entonces, plasmar religiosos tan cumplidos como los que formó don Bosco, dotado no sólo de raras aptitudes formativas, sino también de carismas especiales. Todas las formalidades canónicas entraron en vigor más tarde, cuando estaban sólidamente puestas las bases, y el espíritu de don Bosco, ya bien definido y comprendido, actuaba por medio de sus hijos mayores. La súplica dirigida al Papa estaba formulada en estos términos: Beatísimo Padre: La bendición que S. S. se dignó impartir a los misioneros salesianos, antes de su partida para la República Argentina, dio sus buenos resultados en favor de las almas. Por las últimas noticias enviadas desde allá el primero de junio y recibidas aquí en el primero de julio de este año, sabemos que ya se pudieron establecer cinco casas o institutos en América del Sur. Un colegio de Montevideo, la iglesia Mater Misericordiae de los italianos en Buenos Aires; un hospicio para niños abandonados en esta misma capital; un colegio en San Nicolás de los Arroyos, que cuenta ya con más de cien alumnos. Junto al colegio se inauguró una iglesia pública a la que acude mucha gente para escuchar la palabra de Dios, oír la santa misa y recibir los santos sacramentos de la confesión y comunión. En relación a propósito someteré a la alta Sabiduría de S. S. lo que me parece útil emprender para avanzar hacia los salvajes e intentar la difusión del Evangelio entre ellos. Al presente es necesario, ante todo, fundar una casa de noviciado. En los cinco meses que llevan los salesianos por aquellas regiones encontraron algunos jóvenes, que han manifestado deseo de abrazar el estado eclesiástico, y fueron aceptados en (**Es12.234**))
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