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Acertó don Bosco al suponer que no encontraría
dificultad alguna en Roma para la negociación de
la apertura de un noviciado. No existía todavía
una casa destinada a este fin, ni se podía
improvisar; pero, mientras tanto, la actuación de
los nuevos apóstoles despertaba simpatías por su
estilo de vida religiosa y excitaba peticiones
para hacerse salesianos. >>Se podría pretender que
los postulantes vinieran a Europa para hacer aquí
el noviciado? >>O había que dejar morir esos
preciosos gérmenes de ((**It12.270**))
vocaciones? Este era el motivo que inducía a don
Bosco a pedir la apertura de un noviciado, pero no
designaba una casa determinada; él miraba más que
nada a la facultad en sí misma, que le permitiera
hacer el bien en espera de lo mejor y de lo
óptimo. Se tiraría, pues, adelante durante algún
tiempo, como se había hecho durante muchos años en
el Oratorio, gracias a las excepcionales
facultades concedidas por Pío IX al Fundador.
Nos decía el venerando don Luis Cartier que, en
sus tiempos, hacer el noviciado esencialmente
quería decir confesarse con don Bosco y hablar a
menudo con él. Lo cierto es que ningún maestro de
novicios legalmente constituido había logrado
nunca, por aquel entonces, plasmar religiosos tan
cumplidos como los que formó don Bosco, dotado no
sólo de raras aptitudes formativas, sino también
de carismas especiales. Todas las formalidades
canónicas entraron en vigor más tarde, cuando
estaban sólidamente puestas las bases, y el
espíritu de don Bosco, ya bien definido y
comprendido, actuaba por medio de sus hijos
mayores.
La súplica dirigida al Papa estaba formulada en
estos términos:
Beatísimo Padre:
La bendición que S. S. se dignó impartir a los
misioneros salesianos, antes de su partida para la
República Argentina, dio sus buenos resultados en
favor de las almas. Por las últimas noticias
enviadas desde allá el primero de junio y
recibidas aquí en el primero de julio de este año,
sabemos que ya se pudieron establecer cinco casas
o institutos en América del Sur. Un colegio de
Montevideo, la iglesia Mater Misericordiae de los
italianos en Buenos Aires; un hospicio para niños
abandonados en esta misma capital; un colegio en
San Nicolás de los Arroyos, que cuenta ya con más
de cien alumnos. Junto al colegio se inauguró una
iglesia pública a la que acude mucha gente para
escuchar la palabra de Dios, oír la santa misa y
recibir los santos sacramentos de la confesión y
comunión.
En relación a propósito someteré a la alta
Sabiduría de S. S. lo que me parece útil emprender
para avanzar hacia los salvajes e intentar la
difusión del Evangelio entre ellos.
Al presente es necesario, ante todo, fundar una
casa de noviciado. En los cinco meses que llevan
los salesianos por aquellas regiones encontraron
algunos jóvenes, que han manifestado deseo de
abrazar el estado eclesiástico, y fueron aceptados
en
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