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((**Es12.199**) de ello, de cuán desasido tenía don Bosco su corazón de los bienes de la tierra. El cronista no se fija en esto; pero en compensación nos regala esta observación: <((**It12.227**)) animada y útil conversación... Sin embargo, tan pronto como se encuentra en su estudio, abandona enteramente la idea dominante, que antes lo tenía absorto, y con toda tranquilidad da curso a cien otros negocios diversos>>. Cuando terminó el tiempo del recreo quedóse a solas con el profesor, y entonces pudo hablarle del enredo por el que había ido. Y anota de nuevo el cronista: <>. A las seis de la tarde salió por primera vez del Oratorio para ir a visitar a la condesa Callori convaleciente; pero no fue solo. Como solía hacer, cuando quería hablar pausadamente con alguno de la casa, llevóse consigo al coadjutor Pelazza, jefe de la tipografía, y al coadjutor Barale, jefe de la librería, y fue hablando con ellos sobre temas editoriales. Iba reanudando poco a poco en el Oratorio sus contactos individuales de confesor, padre y amigo, interrumpidos por la ausencia, y difíciles de substituir por nada ni por nadie. (**Es12.199**))
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