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largos estudios sobre la materia, al extremo de
que corrigió mas de una vez los fallos y omisiones
del mismo Barberis, que hacía tiempo estudiaba con
intensidad el tema. Le dijo:
-He vivido más de sesenta años sin haber oído
casi nunca el nombre de Patagonia. >>Quién me
hubiera dicho que llegaría el momento de tenerla
que estudiar al detalle en todos sus pormenores?
Desplegó dos mapas de Patagonia y de América
del Sur, se puso a observar con mucha atención,
pero la cabeza no lo aguantaba y se mareaba. Paseó
un poco más y volvió a su trabajo.
Aunque este capítulo ya va siendo demasiado
largo, no es oportuno separar de él tres
documentos que nos parece serán su mejor cierre:
unas <>, una circular y una
conferencia.
La misma noche del 17 habló a los jóvenes
después de las oraciones. Dio primero la
florecilla para la novena de María Auxiliadora y
después, en medio de la máxima atención, empezó a
contar su viaje.
((**It12.216**)) Flor
para mañana: Recordaré lo que me hizo caer en
pecado y me apartaré de ello. Que es lo mismo que
decir: huir de las ocasiones, que me arrastraron
al pecado en el pasado. Cada uno, pues, meditará
un rato cuál fue la ocasión de su vida pasada
causa deplorable de haber perdido la gracia de
Dios y merecido el infierno; procuraré estar muy
alejado de ella y huir. Para unos será un libro,
para otros un compañero, para alguno haber
empinado demasiado el codo, es decir la
intemperancia, etc.
Pero vamos a hablar de mi viaje. Fui a Roma
para ver al Papa: allí he estado mucho tiempo
espera que te espera a que vinierais a verme, pero
inútilmente. Vino don Celestino Durando y ímuy
bien, bravo! Pero no vi a ninguno de vosotros.
Basta; ahora quiero contaros las diversas cosas
que se hicieron en Roma. Sobre muchas ya escribí,
vez por vez, y supongo que os las habrán leído.
Esta noche os diré que el Papa me recibió dos
veces. La primera me entretuvo durante casi una
hora, y la segunda, tres cuartos de hora. Así que
pude hablarle largo y tendido. Hablamos de las
cosas del Oratorio, de las Hijas de María
Auxiliadora y de los alumnos: de vosotros, de
quienes el Padre Santo siempre me pide noticias.
->>Y son verdaderamente buenos?, me preguntó.
-íSí, Padre Santo, lo son!
->>Y hay algunos con grandes virtudes?
-íSantidad, todos son muy buenos! íClaro que
habría que hacer ciertas reprensiones a alguno!
Pero esta última observación la hice en voz
baja, para que no me oyera.
->>Y qué tal andan de salud vuestros muchachos?
siguió preguntando Pío IX.
-íMuy bien!
Después hablamos de las misiones, de las que
está muy contento y me propuso avanzar, ir más
allá de San Nicolás, entrar en las Pampas y llegar
a Patagonia, donde hay zonas tan extensas como
casi toda Europa, a las que aún no ha llegado la
luz del Evangelio.
Me propuso también un Vicariato en la India,
donde hay amplios campos de mieses por recoger y
otras misiones por uno y otro lado. Le interrumpí
diciendo:
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