((**Es12.19**)
el Señor manifestaba cada día más claro lo mucho
que quería a esta Congregación.
Uno de los presentes, don Julio Barberis, tomó
nota de la conversación en su pequeña crónica.
-Algunos ministros, y por más señas de entre
los peores, dijo don Bosco, le habían animado y
ayudado tiempo atrás a seguir adelante con sus
empresas. El conde Camilo de Cavour le invitaba a
comer a su mesa y era feliz oyéndole hablar de los
oratorios y sus otros planes. Rattazzi iba de vez
en cuando al Oratorio, admiraba tanto a don Bosco
que le llamaba un gran hombre cuando hablaba de
él; más aún, él mismo sugirió ciertas precauciones
para evitar molestias por parte de la autoridad
civil. Y por aquellos mismos días, el diputado
Vigliani, Ministro de Gracia y Justicia, pedíale
consejo por carta sobre asuntos diversos y lo
recibía en Roma con singular deferencia. Y lo
mismo podía afirmar de muchos otros, que, aunque
malos de condición y enredados en las sociedades
secretas, sin embargo apoyaban a los Salesianos.
>>No era esto algo maravilloso?
-Y aún lo es más, añadió, ver cómo nosotros
vamos tirando hacia adelante, mientras otros
Institutos se vienen abajo. No tienen novicios;
los que ingresan, no resisten; ((**It12.11**))
perseveran muy pocos. Nosotros, en cambio, cosa
inaudita para el mundo de hoy, tenemos un centenar
de novicios, rebosantes de salud y felicidad, y
que ofrecen las mayores esperanzas de
perseverancia.
-Y no acaba aquí. Todos los que se forman en
nuestra pía Sociedad adquieren un espíritu
extraordinariamente bueno, y les gusta tanto, o
mejor aún, les entusiasma tanto el trabajo, que me
parece no es posible que otros les superen.
Todavía no son sacerdotes, y ya dan clase,
asisten, hacen sus estudios, acompañan de paseo a
los colegiales, dan repaso a los atrasados, y
preparan a los muchachos para la confesión y
comunión. Cuando lo considero, quedo realmente
estupefacto y no paro de repetir aquellas
palabras: A Domino factum est istud et est
mirabile in oculis nostris (Dios ha hecho esto; es
algo maravilloso a nuestros ojos).
-Y si, partiendo del presente, calculamos lo
que puede dar de sí el futuro, se pierde la
imaginación. Si en pocos años y en medio de mil
dificultades, con personal jovencísimo, se hizo
tanto bien en el Oratorio que ya tiene más de
ochocientos alumnos; si se abrieron diez casas tan
florecientes como no hay en Italia otras, que
puedan comparárselas; si, además, nos hemos
extendido hasta Francia con una casa y con dos a
América, >>qué será de nosotros en el porvenir? Y
eso cuando sólo desde 1869, esto es, de siete años
para acá, hemos ido(**Es12.19**))
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