Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


((**Es12.187**) del Oratorio aquellos señores que en comisión hacían una gira de inspección y propaganda. Se presentaron el padre Alfieri, superior general de los Hermanos de San Juan de Dios, presidente del consejo superior en lo que fueron Estados Pontificios; el caballero Roque Bianchi, presidente del consejo superior de Génova, apodado <>, por haber sido el introductor de las Conferencias en Italia el 1852, ((**It12.212**)) el marqués Bevilacqua, presidente del consejo superior de Bolonia, el conde Lurani, presidente del consejo superior de Milán, y los presidentes de Venecia, Florencia y Nápoles; en fin un grupo selecto de conspicuos personajes. Los acompañaban el señor Falconnet, presidente del consejo superior de Turín, y el conde Cays, que fue presidente antes de Falconnet y que era apodado <>, por haber sido promotor y consejero especial de las Conferencias en Piamonte. La Conferencia de los nuestros se reunió a las dos de la tarde en presencia de estos señores, los cuales mostraron su satisfacción después del acto; sólo recomendaron que, en la medida compatible con el reglamento del instituto, se observase el reglamento general. Se alegraron vivamente al enterarse de que antiguos socios, salidos del Oratorio, habían fundado Conferencias en otros lugares y que don Valentín Cassini trabajaba para hacer revivir en San Nicolás de los Arroyos la Conferencia decaída. Después de la reunión, los huéspedes fueron a ver a los muchachos internos y externos en sus respectivas iglesias y visitaron el salón de estudio, los talleres y otros locales de la casa. Mientras tanto, todo el Oratorio estaba en movimiento con los preparativos para la fiesta de María Auxiliadora. Las relaciones diarias de gracias enfervorizaban la piedad. Músicos y cantores ensayaban sin cesar. En la iglesia se construía el coro; se blanqueaban las paredes de la casa; los recreos estaban muy animados. Mas no se crea que tanta barahúnda fuera en detrimento de los estudios; pues, si la crónica dice la verdad, los profesores mantenían viva entre los alumnos tal emulación que muchas veces era necesario moderar su ardor. También los aprendices se movían preparando la retrasada velada en honor de san José, para cuando llegara don Bosco. Faltaba poco para su regreso, cuando de improviso hubo un accidente que causó el desconcierto en toda la casa y gran agitación en los ánimos. Estaban los muchachos cumpliendo tranquilamente sus prácticas marianas de la tarde, cuando empezó a entrar por las ventanas un olor acre ((**It12.213**)) a quemado y se vio que se nublaba el aire de una forma extraña. La función tocaba a su fin. Al salir de la iglesia vieron que unas descomunales lenguas de fuego aparecían y desaparecían sin parar en medio de una enorme columna de humo, detrás de (**Es12.187**))
<Anterior: 12. 186><Siguiente: 12. 188>

Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


 

 

Copyright © 2005 dbosco.net                Web Master: Rafael Sánchez, Sitio Alojado en altaenweb.com