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y me gustaría recibirla para saber cómo
conducirme, pues querría escribir al Padre Santo
sobre el Particular.
>>Mañana irá a Roma don Bosco para este
asunto...>>.
El favor de Pío IX, en que confiaba don
Celestino Durando, no
era imaginario. Además de lo que anteriormente se
ha dicho, puede deducirse también del testimonio
de monseñor Andrés Scotton. En una audiencia
privada, hablóle el Papa largo rato de los asuntos
salesianos y de la lastimosa discordia, y entre
otras cosas, mencionando los esfuerzos de monseñor
Gastaldi por un reflorecimiento del
<>, dijo estas precisas palabras.
-Es verdad, realmente los Rosminianos hacen
mucho bien; pero, créame, amigo mío, no son
afectos a la Santa Sede como lo son don Bosco y
sus sacerdotes 1.
Por aquellos días monseñor Gastaldi acarició la
idea que le vino a la mente de escribir al Papa
diciéndole que tenia pensado renunciar al
Epíscopado 2. Contestóle el Papa que no se lo
aconsejaba; que lo pensase bien, que se aconsejase
y rezara antes de tomar una resolución. En la
misma carta se quejaba de que el Papa no le
quería.
-Yo no sé qué puedo haberle hecho al Arzobispo
de Turín, dijo Pío IX a monseñor ((**It12.186**))
Sbarretti, como no sea el haberle escrito
diciéndole que fuera más despacio en suspender.
El mismo Secretario de Obispos y Regulares
observó al secretario de don Bosco:
-Por eso el Papa concedió a don Bosco la
facultad que pide, ad tempus, para tres años en
Italia y para cinco en el extranjero, pero sin
formular el Rescripto, primero porque las
Congregaciones están todavía cerradas durante las
fiestas pascuales, después para que el Arzobispo
no lo llegue a saber; sírvanse de ella tal como yo
lo he firmado.
La facultad, a la que aquí se alude es la del
extra tempora. Con mayores cautelas todavía y por
el mismo motivo se le concedió el privilegio de la
dispensa de las testimoniales, de lo que
volveremos a hablar pronto.
Precisamente entonces se enteró don Bosco del
generoso intento de monseñor Galletti, obispo de
Alba, para apaciguar a monseñor Gastaldi. Sin duda
debióselo decir el mismo buen Prelado, al verse
obligado a dar razón de una recusación suya. Nos
parece que su carta tiene alguna importancia, y
por eso la presentamos al lector.
1 Carta de don Celestino Durando a don Miguel
Rúa, 2 de mayo de 1876.
2 Apéndice, doc. 9.
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