((**Es12.162**)((**It12.183**)) Hay un
detalle que queremos señalar aquí. En su
correspondencia epistolar nunca emplea el Beato el
calificativo <> 1 antes de la firma.
Debemos la explicación de ello a un recuerdo de
don José Vespignani, de cuyos labios la recogimos
nosotros mismos, El padre Vespignani, que fue
secretario de don Miguel Rúa desde fines de 1876 a
buena parte del 1877, había empleado en una carta
de comunicación aquel superlativo tan corriente;
pero don Miguel Rúa le sugirió que lo sustituyera
por <> u otro parecido, observando
que los términos devoción, devoto y devotísimo le
parecían a don Bosco tan sagrados que no se debían
emplear con expresión profana. Advirtió también
que rehuía valerse del adjetivo divino, atribuido
a personas o cosas que nada tenían que ver con la
Divinidad.
En el Oratorio se leían en público las cartas
de don Bosco, de don Celestino Durando y de don
Joaquín Berto, omitiendo los puntos que tocaban
temas delicados, como las divergencias con algún
personaje, conocidas por muy pocos de la casa;
todavía existen en los originales algunos trazos
de pluma, que indican al lector o al copista lo
que debía pasar por alto.
No son para descritos el entusiasmo y la
alegría que despertaban estas lecturas. Muchos
escribían sus impresiones a don Bosco; otros
enviaron saludos al Padre Santo. Los novicios
escribieron un sinnúmero de cartitas dando las
gracias a don Bosco y al Papa. Don Julio Barberis,
por su cuenta, escribió: <>.
Entre los nuevos saludos hubo uno, que enviaron
los socios de la Compañía de la Inmaculada
Concepción, con treinta y una firmas; nos es grato
seleccionar y recordar los nombres de los más
conocidos: Albino Carmagnola, José Gamba, Segundo
Marchisio, José Isnardi, Luis Molinari, Francisco
Picollo, ((**It12.184**)) Carlos
Peretto, Bernardo Vacchina; todos ellos y otros
más llegaron a ser Salesianos. Con ello se ve cómo
don Bosco alcanzaba plenamente el fin que se
proponía con esta Compañía, que don Julio Barberis
explica así en su crónica del 23 de abril:
1 El devotissimo italiano, que precede a la
firma de una carta, equivale a nuestro <>. Claro que no hay que olvidar los
matices o gradaciones, que caben en la expresión
literaria de una palabra o de un concepto (N. del
T.)
(**Es12.162**))
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