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((**Es12.157**) ya para este fin un sacerdote, don José Bologna, y otros que estudian inglés y saben bastante español y francés. -Sí, bendigo cordialmente a vuestros jóvenes e invoco sobre ellos las luces del Señor para que los que tienen vocación al estado eclesiástico puedan consumarla y adquirir la ciencia y virtud necesarias. A este fin concedo a todos una indulgencia plenaria especial para el día en que confiesen y comulguen. Al llegar aquí, el Papa pasó a hablar mucho de los Hijos de María y de los novicios, de los que he escrito aparte. Quiso también que le contara minuciosamente detalles de las casas de Niza, Ventimiglia, Sampierdarena, y de la que se pretende abrir en Roma, etc., etc., cosas muy largas, de las que espero hablaros de viva voz cuando vuelva a Turín. Mientras tanto vosotros, queridos jóvenes, seguid conservándome vuestro afecto y rezando por mí. El domingo in Albis yo celebraré la misa por vosotros, y vosotros comulgad según mi intención. >>Lo haréis todos, verdad? Buenas noches, queridos hijos míos, y que la gracia de N. S. J. C. esté siempre con vosotros y os ayude a huir del verdadero mal, que es el pecado. Así sea. Roma, Pascua, 16-4-1876. Afmo. amigo JUAN BOSCO, Pbro. El Beato llevó a la audiencia, junto con las súplicas antes dichas, cuatro saludos colectivos del Oratorio, en nombre de los novicios, de los Hijos de María, de los alumnos estudiantes y de los ((**It12.178**)) aprendices. Los tres últimos no tenían más firma que la de los representantes de cada grupo; el de los novicios, en cambio, quiso el Siervo de Dios que fuera firmado por todos ellos, incluso por don Julio Barberis, con su calificación de <>. El motivo fue porque, entre las diversas acusaciones enviadas a Roma contra la Congregación, estaba la ausencia de noviciado. Así vería el Papa, por sus propios ojos, los nombres y apellidos de los novicios y la firma del que los dirigía. Don Bosco en persona marcó la pauta del saludo a don Julio Barberis, y aún después de redactado, lo repasó y modificó. Los firmantes eran noventa y seis. Aquí el Beato da cuenta de la presentación: Queridísimo Barberis: Soy portador de buenas noticias y tú eres el primero en recibirlas. Ayer, las siete, tuve audiencia del Padre Santo y pude entretenerme con él casi una hora. Se habló mucho de la Congregación y de nuestros queridos novicios; después leyó de punta a cabo su saludo con sus firmas, y preguntó por las cualidades especiales de alguno que otro y si alguien brillaba por su extraordinaria virtud. Hice por satisfacerle. Quedó muy contento y dijo que su número es un milagro de la bondad del Señor. Después añadió estas textuales palabras. (**Es12.157**))
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