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Preferimos acudir a la croniquita de don Julio
Barberis y poner aquí un interesante intermedio.
La noche del 22 de enero de este año, cayó la
conversación sobre cómo era tratado don Bosco por
el Padre Santo y alguien observó que el Papa
parecía recibirlo siempre con gusto.
-Es verdad, repuso don Bosco, que yo hago todo
lo posible para despacharme pronto. Hay que llevar
bien preparadas las cosas que se quieren pedir.
Algunos, para una simple petición, ((**It12.174**))
empiezan por contar al Papa toda la historia, y
dicen y repiten y no acaban nunca. De ordinario,
el Papa los interrumpe y les dice:
-En conclusión, >>qué pedís?
Yo siempre voy allí con un fárrago de cosas a
pedir; pero antes, tomo buena nota de todas y me
preparo. Cuando llego ante él, expongo mi deseo en
pocas palabras. Si se trata de cosas especiales,
como me sucede a menudo, añado también: el Papa
tal, con tal Bula, en tal circunstancia, ya
concedió tal cosa y tal otra. Entonces él despacha
todo en dos palabras y después ríe, diciendo:
-Vos gastáis pocas palabras para no cansarme,
pero yo gasto aún menos.
Otras veces ve que tengo mi lista en la mano y
me pregunta:
->>En qué número estáis?
-En la duodécima pregunta de las que quiero
hacer a Su Santidad.
->>Y cuántas tenéis apuntadas?
-Dieciocho, Padre Santo.
-Así, ya estamos para concluir.
-Aquella vez creo que con dieciocho preguntas
importantes, que pedían tiempo y reflexión, en
cuya exposición otro hubiera tardado diez minutos
para cada una, yo las pasé todas en diez o doce
minutos. A veces, cuando yo acabo de hablar,
empieza él y me hace una serie de preguntas; en
estos casos las cosas naturalmente proceden algo
más despacio. Pero lo que más agrada al Padre
Santo, es que yo nunca me opongo ni insisto en
alguna. >>Que le parece bien conceder? íBendito
sea! >>No cree oportuno hacerlo? Yo no replico. Si
me pide simples aclaraciones, las expongo; por lo
demás, aun cuando me pareciera muy bueno lo que
pido, ya no chisto, si veo que él se muestra poco
propenso a concedérmelo.
La benevolencia con que Pío IX lo recibió, no
podía ser mayor. Apenas le vio, dijo:
-Me han dicho que vuestro discurso gustó mucho
y que también gustó mucho ((**It12.175**))
vuestra manera de hablar. También leo con gusto
(**Es12.154**))
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