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Con profunda gratitud humildemente postrado a
los pies,
De S.S.
9 de abril de 1876.
Solemnidad de Ramos.
Humildísimo hijo
JUAN BOSCO, Pbro.
La segunda petición era en favor del comendador
Gazzolo. Se habla en ella de <>, aunque no los hubo por parte del
cónsul argentino. Pareció al principio que los
había, pero eso se debió a que él supo encauzar la
contribución de otros en favor de los misioneros,
máxime la extraordinaria generosidad de don Pedro
Ceccarelli llevando la cosas de manera que parecía
proceder todo de él. Pero la sagacidad de don Luis
Lasagna averiguó más tarde la realidad y se
procedió con precaución. Pero, >>quién podía
sospechar en los comienzos, ni aun de lejos, que
hubiera ningún truco hasta en el pomposo uniforme
con todas sus condecoraciones? Sin embargo, don
Bosco calmó los fogosos ánimos de alguno de los
suyos y no permitió nunca a ninguno que se le
tratara sin caridad y cortesía. Nosotros, aun
respetando la verdad histórica, compadeceremos las
flaquezas humanas, y no dejaremos de admirar la
Providencia, que, a pesar de estas debilidades, in
((**It12.166**)) sua
dispositione non fallitur (no se equivoca en sus
disposiciones). La mención, que aquí hacemos del
Uruguay debe entenderse en el sentido de
negociaciones ya muy adelantadas para una
fundación en Colón.
Beatísimo Padre:
Entre los fervientes católicos, que se
distinguieron en estos tiempos por su celo hacia
la persona del Supremo Jerarca de la Iglesia, creo
que se puede merecidamente señalar al señor
comendador Juan Gazzolo, cónsul argentino en
Savona. Por dos breves noticias obtenidas de
fuente segura y confidencial, aparecen varios
actos benéficos que honran algunos de sus actos.
Remitiendo estos títulos al buen corazón de Su
Santidad, me atrevo únicamente a poner de relieve
el importante servicio prestado a la Congregación
Salesiana, especialmente en la misión
recientemente abierta en Argentina y Uruguay. Se
presentaron muchas y grandes dificultades, que él
logró resolver con solicitud, insistencia, viajes
y sacrificios aun pecuniarios. Llevadas a buen
término las negociaciones, él mismo empezó a
enseñar la lengua española a nuestros misioneros,
los asistió, los guió a Roma y, a sus expensas,
los acompañó también en el largo viaje a América,
donde estuvo con ellos hasta ver la obra
evangélica consolidada y en condiciones de
producir los frutos deseados.
Ahora, Beatísimo Padre, aunque el mencionado
comendador Gazzolo, como buen
(**Es12.147**))
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