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toda prisa corrieron a presentarse al Canciller
arzobispal para ((**It12.163**))
obtener la delegación de los exámenes; a toda
prisa fueron en busca de los examinadores, se
examinaron, volvieron volando a la Curia para
entregar la calificación y recoger el certificado
del resultado favorable; lo presentaron al
Arzobispo para la declaración; se dirigieron a
todo correr a la estación y salieron hacia Susa.
El paternal recibimiento de aquel santo Obispo
puso paz en sus corazones; pero vieron que se caía
de las nubes cuando le entregaron el certificado
del examen, puesto que el derecho de examinar a
los ordenandos correspondía al Obispo ordenante y
no al de la residencia. De todos modos, recibieron
las órdenes. Pero aquel sofocón acarreó una
desagradable consecuencia, pues el pobre Vota,
delicadito de salud como estaba, cayó enfermo y le
costó todo un año rehacerse.
No nos parece fuera de propósito mencionar un
hecho, que demuestra hasta qué punto llegaba el
desinterés del Siervo de Dios, al verse obligado
muchas veces a hacer gastos pesados para él,
cuando tenía que enviar lejos a los suyos para
recibir las órdenes sagradas. El Economato Regio
de beneficios vacantes le asignaba mil liras por
año, pero como las abonaban a la mesa arzobispal,
don Bosco, por deferencia con el Arzobispo, no
quiso cobrarlas nunca. Hacía, pues, veintiocho
años que aquella suma quedaba a disposición del
Ordinario.
La segunda cosa que llamó la atención de don
Bosco en Roma fue muy distinta. Supo que don Julio
Barberis tenía que empezar a predicar los
ejercicios espirituales a los alumnos del colegio
de Borgo San Martino el domingo de Ramos. Pues
bien, se apresuró a enviarle dos recomendaciones,
a saber: que se ganase a los alumnos de cuarto y
quinto curso para ver si, por acaso, había entre
ellos <>, y que observase si entre los
<> había alguno que necesitaba ser
alentado y confirmado en la vocación. Por
<> hay que entender aquí ciertos
novicios, que interrumpían el noviciado con don
Julio Barberis en el Oratorio, y lo continuaban
bajo la dirección del Director local, alternando
las prácticas de los novicios con alguna
ocupación. En tales condiciones se ((**It12.164**))
encontraban allí dos clérigos y dos coadjutores.
<>, escribió don
Julio Barberis en su crónica. En lo tocante a los
alumnos, él creyó que <> se podía encontrar <>. Por último, acerca de
las vocaciones tenía que hacer alguna observación;
es más, escribió a don Bosco sobre este
particular. Nos será más oportuno hablar de ello
dentro de poco.
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